
El fútbol es simple. El equipo que la emboca se queda con el triunfo. El que no, a llorar al vestuario. En ese marco, una vez finalizado el match, el derrotado ensaya las mil y una excusas para justificar un mal desempeño, que la mala puntería, que el estado del campo de juego, que el cansancio físico, que la falta de suerte. Pero, sin dudas, el primer lugar en la tabla de posiciones de los pretextos más trillados se lo lleva la injusticia. Al parecer, dentro del plano de los merecimientos, los involucrados son irresistiblemente afectos a invocar un derecho abstracto a la victoria. Cada fecha cerrada, ganadores morales hay de todos los colores. Según dichos del dt, en esta oportunidad, Colón fue uno de los damnificados.
Cuando los trámites son parejos y uno de los adversarios se lleva los puntos porque el otro se distrajo un segundo, la conclusión es una sola. Así son las cosas, una falla por un lado, un acierto por el otro y asunto finiquitado. En estos casos, lo mejor que puede hacer el perdedor es mirar hacia adentro, buscar explicaciones con menor impacto mediático pero mayor grado de coherencia. Si el error fue de planteo, si las modificaciones introducidas en la formación fueron las adecuadas, o si en definitiva el funcionamiento de conjunto nunca se encontró. La exposición de una realidad distorsionada puede llenar horas de transmisiones televisivas o radiales pero no modifica el estado de situación en el seno de la trastienda.
Lo cierto es que a esta altura, el camino hacia el objetivo se percibe un tanto escarpado. Con sólo dos jornadas por disputar y con rivales de peso, no parece tarea sencilla alcanzar los anunciados veinticinco puntos. Otra campaña paupérrima, pero muy costosa. Otro fin de torneo a los tumbos y un futuro incierto. Habrá que aguardar el desarrollo de los acontecimientos para saber si el cuerpo técnico emigra y le deja a la institución un cúmulo de jugadores sin futuro en SF o si renueva el vínculo y sostiene su continuidad más allá de las pifiadas. De todos modos queda la posibilidad de incorporar cuatro refuerzos con vistas al año próximo. El fútbol es sencillo, lo complican quienes piensan que son más protagonistas que los protagonistas.
APOSTILLAS



