martes, marzo 13, 2007

Achanchaditos


¿Qué extraña dolencia está aquejando a Colón de SF? ¿Será que los refuerzos están siendo afectados por el clima santafesino? ¿Será que la adaptación está surtiendo un efecto contrario al deseado? ¿Dónde quedó el equipo de las primeras fechas? ¿Acaso se perdió el impulso inicial? ¿Por qué bajó tanto el rendimiento individual de algunos jugadores? ¿A cuánto cotiza hoy la motivación del plantel? Preguntas sin respuestas. O quizás, sí las haya, aunque resulten incomprensibles para la afición sabalera. Lo cierto es que la confianza, que tanto costó recuperar, se está desmoronando como un castillo de naipes. Si para el encuentro anterior había atenuantes, para el jugado el domingo ya no cabían. ¿Entonces? Si las dos derrotas consecutivas fueron circunstancias fortuitas del fútbol se sabrá la próxima fecha. De lo contrario, el futuro deberá ser replanteado.

Escudriñar en el pasado reciente puede ser un buen ejercicio, porque tal vez hubo serios errores de apreciación. Tal vez, los muchachos no sean tan responsables como parecen. Tal vez, la euforia del principio haya sido una cortina de humo que impidió analizar la realidad desde una posición más crítica y menos complaciente. Tal vez, el partido que abrió el campeonato pudo haber sido una simple conjugación de hechos coincidentes y no una medida anticipada de la capacidad de este once sabalero. La realidad indica que el fervor inicial fue decayendo paulatinamente hasta tocar fondo en Mendoza, una vez más sin aptitud, sin resto, sin corazón. ¡Con qué facilidad resurge el híbrido que se pensaba muerto y enterrado! Llama la atención que la buena predisposición de los que llegaron se haya subsumido en la apatía de los que estaban.

De ahora en más los tiempos se acortan, los puntos van quedando en el camino y las opciones dejan de ser tales. La posibilidad de error queda reducida al mango por lo que no hay cabida para más derrotas incomprensibles. Las declaraciones de JCF han sido duras y dan la pauta de la gravedad de la situación; la semana anterior consideró a la derrota como “un cachetazo que espero le sirva al grupo”, el domingo se pudo escuchar un tono más lapidario aún, “hay que mejorar o esto se pondrá peor”. Semejantes palabras, de parte de quien preserva tanto al grupo, no son poca cosa. El entrenador sabe que en esta partida se juega su prestigio, y los jugadores también. Especialmente la nueva camada, sus protegidos, con quienes espera salir indemne de esta encrucijada.


APOSTILLAS

El periodismo vernáculo está preocupado. La excepción a la regla es la emisora afín a GL, que no ve, no analiza, no opina. La actuación de Colón en Mendoza fue prácticamente ignorada en los comentarios del día después. En boca cerrada no entran moscas.

Para quienes sostienen que Colón “regaló” los primeros tiempos de los dos últimos encuentros. Según la Real Academia “dar a alguien, sin recibir nada a cambio, algo en muestra de afecto o consideración” no se condice con lo sucedido. ¡Desásnense muchachos!

La dirigencia sigue dejando mal parada a la institución. Se supo que el domingo algunos personajes descargaron improperios contra sus pares mendocinos por cuestiones de “celos”. Una muestra más de la pavada atómica en la que están inmersos GL y compañía.

Las dos caras de la moneda. El pueril discurso oficial de “las puertas abiertas” ya es insostenible. La oposición puede dar fe del portazo que recibió en sus propias narices cuando intentó pedir explicaciones. El tema seguirá en tribunales.