miércoles, diciembre 05, 2012

Como pompas de jabón

Tal vez la imagen más precisa de los últimos noventa minutos disputados bajo la atenta mirada del público local la haya dado un veterano relator, acostumbrado a los malos tratos. Afirmar que los protagonistas estaban dando un espectáculo "intransmitible" -aunque la real academia diga que el término no es el correcto- fue una forma fiel de describir lo que reflejaba el campo de juego. Así y todo, con apenas un toque de entusiasmo y algo de fútbol en el segundo tiempo, le resultó fácil quedarse con los tres puntos. Imponer presencia era lo menos que podía hacer ante un rival con pocas luces y demasiadas carencias. Hubiera sido una vergüenza terminar el semestre con sólo dos triunfos en terreno propio. Uno más ayudó a alimentar la escuálida estadística y a fijar el aditivo de la última impresión.

A días del cierre vale echar una mirada al pasado reciente para comprender algunas cuestiones. En los últimos años, los dos picos de rendimiento se dieron bajo circunstancias similares. El primero, de la mano de un conductor que supo sacarle agua a las piedras con una fórmula poco ortodoxa pero efectiva, cantidades industriales de carisma y sobredosis de picardía. Duró hasta que la misma receta se volvió en contra. Con el de la casa, el guante lo recogió el grupo, encarnando el sostén del ciclo; el sobre esfuerzo tiró la toalla cuando la ineptitud técnica se hizo demasiado evidente e imposible de apoyar y sostener. En ambos casos hubo algún que otro atisbo de seriedad que apuntaló el mecanismo de acción, pero al final, como si de un patrón común se tratara, los heridos y despechados fueron más.

La presente etapa es tan ordinaria como otras que pasaron rápidamente sin pena ni gloria. Está claro que el resultado obtenido en el clásico fue su seguro de continuidad. Si en los próximos seis meses no hay resultados importantes, el mismísimo poder de decisión le dará de baja y cambiará el rumbo. Un entrenador, que si bien llegó de la mano de un figura que hasta ahora sólo pudo hacer gala de un ilustre apellido, bastante tibio, que no despierta adhesión de parte de las gradas, al que no hay nada que agradecerle, que no supo afianzar una identidad apenas incipiente, sin referentes positivos en la intimidad que respalden sus lineamientos, a la primera de cambio entrará en el torbellino de los cuestionamientos. Aunque muchos se conformen con migajas y hagan apología de la mediocridad, los resultados están a la vista.


APOSTILLAS

Dibuje maestro. Las maniobras más disparatadas, avaladas desde la entidad madre con mueca socarrona, están pululando entre los necesitados. Para economías al rojo vivo, incluir en el balance una venta que aún no se concretó parece ser una practica aceptada de buen grado con tal de que el circo siga funcionando a pleno. ¿El primer mandatario ya habrá dado instrucciones al departamento contable para que entre los ingresos aparezca la venta del purrete estrella?

Examen de conciencia. Haciendo un análisis del semestre que culmina, el director técnico agradeció a los protagonistas por estar siempre listos, habló de corregir lo negativo y mejorar lo positivo. Por un lado culpó a la falta de regularidad, por el otro destacó la presencia de "muchos chicos que si se acomodan con los grandes tarde o temprano se va a poder obtener algo importante". Algunos todavía se están preguntando qué habrá querido decir con eso de "muchos".

Pájaro en mano. El volante que siempre termina a punto de pulmotor, no descarta repetir malas experiencias si hay un buen billete de por medio. Se habla de algunos interesados dentro y fuera de los límites autóctonos, aunque en cuestión de preferencias, la comodidad tira. Sin demasiadas exigencias, el terruño vernáculo le ofrece un ambiente relajado, en total comunión con sí mismo. Tropezar dos veces con la misma piedra no sería muy inteligente.

Batiendo el parche. La sonrisa cómplice lo dio por hecho. Todo indica que el diamante en bruto no sólo tiene una banda en pugna, sino un comprador definido. Las urgencias no dan tregua, aunque la afición ponga el grito en el cielo. Tantos hilos movieron para ubicarlo que uno habría picado. Es de esperar que la agraciada sea tan rimbombante como las que supo tirar el parodismo rastrero, no sea cosa que termine en las estepas rusas o en algún remoto emirato de medio oriente.