domingo, febrero 27, 2011

A las puertas del infierno

Lo visto el viernes en el Brigadier no resiste el menor análisis. Lo que sí da para abordar en profundidad son algunas cuestiones directamente relacionadas, comenzando por la principal, esa que representa la génesis de esta pobre actualidad. ¿En qué momento el socio de Colón -quien con su decisión sella los destinos de la entidad- olvidó lo que significa el fútbol para sí y para la afición en general? ¿En qué momento permitió que un puñado de advenedizos le vendiera otra realidad? A simple vista, podría decirse que ciertos excesos fueron alegremente aceptados con la única y triste intención de restregarle determinada superioridad al vecino en desgracia. ¿Habrá sido tan así?

En cualquier caso es mejor creer en una explicación semejante antes que aceptar que muchos cayeron como chorlitos en la maraña propuesta bajo el falso eslogan de "los mejores del país". El mejor predio -donde las canchas no son aptas para la práctica formal del primer equipo-, el mejor estadio -una desmesura comparada con las verdaderas necesidades-, el mejor hotel -inaccesible para los bolsillos sabaleros-, el mejor técnico -un ex que dejó una lastimosa herencia-, el mejor plantel -desequilibrado por donde se lo mire-, las mejores inferiores -usadas como material de descarte-, el mejor balance -a todas luces dibujado-, el mejor presidente -sin palabras- y demás falacias comprobadas.

En la era de las comunicaciones, con toneladas de información al alcance de la mano, tanta mentira causa gracia. Por otro lado, genera un poco de comezón pensar que tantos hayan aceptado el engaño con pasmosa pasividad. ¿Los mismos que apoyaron la continuidad de la falsa pertenencia habrán sido los que hicieron sentir su repudio el viernes? Mal hecho. Esos tendrían que ser los más comprometidos con la causa a la que le dieron carta blanca. O en su defecto, hacerse cargo de la parte que les corresponde en la coyuntura. Después de todo, y para no sentirse tan culpables, pueden leer el pasquinejo vernáculo, donde les van a contar una historieta de tinte rosado respecto de una actuación apenas "floja".


APOSTILLAS

Se aceptan sugerencias. La sinfonía de insultos que recibió al término del encuentro lo dejó preocupado. Es por eso que el excelentísimo señor presidente está pensando qué golpe de efecto producir durante la semana para tapar el mal trago que por estas horas intentan digerir los vapuleados colonistas. Entre la afición ya circulan las apuestas. ¡Hagan juego señores!

Mar de fondo. "Nos faltaron ganas y actitud para darlo vuelta", dijo uno de los cuestionados. Para que el cóctel surta efecto algo debe cocinarse en la trastienda. La displicencia de la muchachada en cancha dejó muchas dudas. Más allá de la autopista se rumoreó que en la tarde-noche del viernes pudo olfatearse un fuerte aroma a entregada. ¡Naaaaa!

Con el facón en la mano. La dupla a cargo de la transmisión de la emisora asoleada se descargó de lo lindo tirando palos a diestra y siniestra. Entre los exabruptos de uno y la crítica desenfrenada del otro no quedó títere con cabeza. El que enmudeció fue el mediocre vestuarista, quien en ocasiones como ésta siempre opta por hacer la del avestruz.

Más oportunidades punto com. Al parecer la venta de los palcos corporativos no marcha como el primer mandatario esperaba. Tanto así que los chupalerches comenzaron una campaña de promoción y venta desde su rastrero espacio de las mañanas obsecuentes. Ridículo el cálculo que hicieron de los costos por partido. Lo que se dice una bicoca.

viernes, febrero 25, 2011

Torrente sanguíneo

Le gusta hablar. Será por eso que solito se zambulló en un berenjenal de contradicciones que lo dejó rozando el ridículo. Tanto así que, por un momento, pareció emular al genial autor de una célebre frase, en la actualidad más vigente que nunca a pesar de haber sido acuñada en el siglo pasado. "Estas son mis convicciones, si no les gustan... tengo otras", dijo alguna vez un inolvidable comediante del primer mundo. A su manera, abonó el desopilante pensamiento. "Creo en la continuidad de los jugadores", monologó hace poco. Hoy resulta que hay puestos en los que es posible sostener la idea y puestos que no resisten el aguante. En definitiva, que lo que se dice un día, al otro puede transformarse en lo contrario por obra y gracia de la verborragia acomodaticia de un parlanchín compulsivo.

Le gusta hablar. Un vicio pasible de acarrear indeseables consecuencias. El ejercicio del decir y desdecir refriega la credibilidad por el piso, primer paso hacia un estado donde el respeto comienza a abrevar en sustancias diluyentes. El medio expone, el hombre propone. Entre tanta exhibición pública, la tentación de dar cátedra, graciosamente frente a un parodismo mediocre que jamás va a traspasar los límites de la requisitoria ordinaria, se transforma en un irrefrenable deseo cotidiano. Para quienes no consiguen expresar con hechos sus elaboradas teorías, no queda otra que apelar a la sanata para mantener regada su quintita y atento al auditorio, por lo menos hasta que el panorama aclare y otorgue la posibilidad de hinchar el pecho y salir a patear traseros al grito de "vieron... yo tenía razón".

Le gusta hablar. Y también sostener sus apuestas personales. Con vistas a la tercera fecha, en la defensa saltó un fusible algo gastado; sin embargo, en la ofensiva su crédito sigue en pié. ¿Cuánto pueden influir en el grupo determinadas decisiones? En tanto los números sean favorables, la ebullición podrá mantenerse controlada; cuando la cosecha empiece a escasear, como es habitual en cualquier ámbito que se precie, los demonios pedirán pista y escupirán tempestades. De una u otra manera, las excusas de rigor se harán sentir desde los cuatro costados. Para muestra, sobra un botón. El guardameta ya sentó posición al respecto. "Mientras saquemos resultados nosotros estamos tranquilos", argumentó en medio de la polémica por la pobreza futbolística de este modelo dos mil once.

domingo, febrero 20, 2011

Ruidos molestos

La cronología de los hechos -y dichos- ayuda a armar la historia. Después de las fallidas primeras actuaciones de preparación se le escuchó decir: "Trataremos de llegar al ciento por ciento, pero lo más probable es que no lo logremos". Con los últimos buenos resultados de pretemporada en el bolsillo afirmó: "Estamos en un gran momento". Luego del triunfo con el que se abrió el torneo canturreó: "Lo mejor de Colón está por venir". El viernes, los descargos brotaron cual mosquitos después de una lluvia de verano. "Estamos lejos de la identidad que pretendemos (...) Damián está impreciso (...) el estado del campo de juego (...) el perro viene de mucho tiempo sin jugar (...)" y demás etcéteras. Entonces ¿en qué quedamos?

Lo cierto es que el sabalé cada fecha que pasa juega peor. Rendirse ante las evidencias es lo mejor que puede hacer el técnico. O él no sabe transmitir el mensaje o sus dirigidos son de piedra. ¿Y qué tal si la muchachada no se siente cómoda con su propuesta futbolística? Este plantel, con tanto cacique queriendo manejar a la indiada, da para todo. El mismo entrenador confesó, ante la requisitoria parodística post partido, quizás sin darse cuenta, que habló sobre las incidencias del match "con tres o cuatro jugadores". Alguien debería contarle cómo terminaron los que acudieron a los referentes para encaminar la cosa. Por otro lado, habrá que ver hasta dónde acompañará la afición -la no amordazada- sin exteriorizar disgusto.

Por lo pronto, el próximo trámite está asegurado -salvo hecatombe total-, así que hasta la cuarta contienda reinará la calma. De ahí en más, si la cuestión no mejora, el panorama pasará velozmente de castaño a oscuro porque, jugando de esta forma, hasta imaginar un puestito en mitad de tabla parece una utopía. Un rápido vistazo a lo que se ha mostrado en cancha dispara una pregunta casi obvia. ¿Hay material para esperar un funcionamiento acorde con la idea de buen fútbol que pregona el dt en cada declaración pública? El presente indica que las intermitencias, el desequilibrio en las líneas y la confusión generalizada marcan el camino. En los protagonistas recae la responsabilidad de gambetear los murmullos.


APOSTILLAS

Bolsa de cemento. En su última presentación pública, el primer mandatario afirmó confiado que el negro estaba "preparado para superar los veintiséis puntos", gracias a "un plantel y una infraestructura como pocos clubes tienen". No entender nada de fútbol tiene sus consecuencias. Por ahora, las obras tapan el frondoso bosque. La afición tendrá la última palabra.

Pelotazo en contra. El vocero mudo, cada vez que abre la boca mete la pata. Consultado acerca de las declaraciones del entrenador respecto de los inconvenientes con los permisos de trabajo de las dos incorporaciones extranjeras, motivo por el cual no pudo tenerlas en cuenta para este cotejo, manifestó, con indisimulable perplejidad, "desconocer" el hecho. ¿Cortocircuito?

Cadena de mandos. No sólo le gritó en varios pasajes del partido, también lo reprendió camino a los vestuarios una vez finalizado el encuentro. El defensor mundialista descargó su fastidio con el hijo pródigo, quien, como joven bien educado, agachó la cabeza y aguantó el chubasco con su característico estoicismo. ¿A quién le rendirá cuentas de sus errores el fana del motociclismo?

Asesor pirincho. Como presiente que se viene la noche, el chupalerche primero ya está aconsejando al técnico acerca del esquema de juego. Quiere doble enganche para inyectarle más volumen futbolístico al anodino sistema visto hasta ahora. Lamentablemente, sus antecedentes lo condenan. Quienes tocaron la puerta de su consultora todavía lloran el papelón atómico que les hizo pasar.

jueves, febrero 17, 2011

Polvo en el viento


Administrar dineros ajenos, sin el más mínimo control, es el súmmum para cualquier sujeto con aspiraciones de poder. Y si se trata de un negocio que mueve millones, con más razón, porque los beneficios podrían calcularse como infinitos. Por ejemplo, si en la laberíntica ruta del dinero, unos cuantos billetes tienen la desgracia de esfumarse, nadie se dará cuenta; si se hacen malas inversiones, nadie pedirá explicaciones; si los patrimonios personales se incrementan, a nadie le moverá un pelo. Una fórmula deseada por muchos pero sólo experimentada por un puñado de elegidos, que intentarán seguir prendidos de la solapa de la omnipotencia a perpetuidad.

Desde que el mejor presidente del país hizo pié en la institución, lo que entra y lo que sale de la caja es un misterio que ni los contadores que dibujan el balance han podido descifrar. Sin embargo, en lo que respecta a incorporaciones, aunque tampoco se conozcan los números que están en juego -compras y contratos-, los fracasos quedan indefectiblemente expuestos. Si bien es cierto que esta comisión de fútbol no sabe nada, tampoco los entrenadores que pasaron en este tiempo han sabido elegir con el "ojo clínico-futbolero" que, según elucubró el pasquinejo vernáculo, tienen otros empleados del club, ocupados en la revolución de inferiores, con menos chapa y menos sueldo.

La discusión la puso en el tapete la dupla que anima los mediodías asoleados al enterarse que dos de los cuatro recién llegados, ambos con espectaculares antecedentes -uno de selección y el otro crack en un descendido conjunto guaraní-, no figuran ni en el banco de suplentes con vistas al próximo encuentro. Para colmo, ayudó a sacudir los cimientos la conformación del grupo de los relevos de la primera fecha. Tres estrellas devaluadas calentando asentaderas a un lado del campo de juego. Tres estrellas llegadas con sobrados pergaminos que hoy no califican para el once titular. Como nadie pierde, ni pone de su bolsillo, el platal tirado al fango no merece la más mínima discusión. Así, cualquiera.

lunes, febrero 14, 2011

Páginas amarillas

Para el sabalé no hubo receso. Los mismos vicios, las mismas falencias, el mismo salvavidas. Un triunfo festejado, que no pudo ocultar la amarga sensación del consabido «otra vez sopa». Si bien las crónicas livianas se derretirán en elogios hacia el goleador histórico, nunca analizarán por qué un equipo con aspiraciones importantes siempre termina dependiendo de la capacidad y el oportunismo de un cuadragenario que cada fin de torneo amenaza con el retiro para, una vez actualizada su situación contractual, renovar su romance con los entrenamientos y la adrenalina de noventa minutos de exposición heroica. Aunque ya camine la cancha, aunque pretenda que el equipo juegue exclusivamente para su lucimiento personal y sólo mantenga intacto el olfato que le legó la experiencia.

En cuanto al resto, la defensa no supera las dudas que arrastró todo el año pasado; en el medio, el hijo pródigo deberá adaptarse a sus compañeros, conocer sus habilidades, limitaciones y errores más comunes para compensar la línea sacando partido de su visión panorámica. El enganche, si bien generó las dos infracciones por las que el veinte facturó, como es su costumbre excedido en firuletes y cañitos y perdiendo pelotas increíbles; y el nuevo en el ataque, si con esas condiciones le ganó el puesto a los demás, mejor ni saber qué demostraron los otros durante la pretemporada. Respecto del pibe que están inflando con compresor hidráulico, necesita tiempo; no habría que olvidar la historia reciente de otro purrete, como tantos descartables en los últimos tiempos, que fue borrado sin explicación.

El torneo kaka levantó el telón y las diferentes compañías comenzaron a mostrar obras e intérpretes. La sangre y luto parece dispuesta a repetir la mediocre pieza que viene aburriendo a sus fieles espectadores hace varias temporadas. El director artístico carece de muñeca para encaminar un elenco proclive a olvidarse la letra -decidir el ingreso de una figura devaluada en el minuto ochenta y seis es un claro ejemplo-, por lo que no sería extraño que la batuta la tome el veterano referente, más pronto que tarde. Aunque intente manejar a la perfección el mentiroso discurso dirigencial -"lo mejor de Colón está por venir"- y pretenda congraciarse con los intocables dinosaurios hablando maravillas de unos y otros, el despliegue sobre el escenario no deja lugar a vacilaciones. El libreto huele a rancio.


APOSTILLAS

Cuenta corriente. No es lo mismo tener unos cuantos millones sentados en el banco que tenerlos depositados en un banco. Lo primero sólo es para instituciones excelentemente administradas, hacedoras de espectaculares obras, generadoras de balances superavitarios y que son ejemplo a nivel mundial. Envidiosos abstenerse.

Tropa desacatada. Los chicos malos se trenzaron a dirimir minúsculas cuestiones de poder en sus ámbitos habituales. Alguien dijo ver ciertos elementos cortantes en manos anónimas. Todo mentira. Si ningún medio doméstico dio cuenta de los incidentes es porque nada de eso sucedió. La verdad y la independencia informativa no se negocian.

Poderes especiales. Ya que, según el pasquinejo vernáculo, ex valuarte sabalero, hoy empleado de la entidad, ha sido agraciado con el don del "ojo clínico-futbolero", no hay duda de que debería ser el encargado de reclutar las incorporaciones para el primer equipo. Así se evitarían muchos chascos sin poder de reventa. Salvo que se trate de otro bluf.

Mala jugada. A los creativos de la emisora asoleada se les pasó un hecho gravísimo. Para los avances que anunciaban el inicio de las transmisiones no se les ocurrió nada mejor que poner un tanto producto de la picardía del goleador histórico. Quedó muy mal que el relator cantara "el bichi la baja con la mano" antes del grito final. Eso no se hace.

miércoles, febrero 09, 2011

Una de super acción


La tormenta trajo alivio. Un poco de aire fresco para darle respiro a las mentes sofocadas. Sin embargo, donde la temperatura no bajó fue en los mediodías asoleados. Calentita estuvo ayer la dupla más avinagrada de la cordial. Primero, el veterano relator arremetió contra ciertos elementos que, a días del inicio de la competencia, andan haciendo uso y abuso de las cálidas noches de verano, olvidando responsabilidades profesionales. También la ligaron, como corresponde y por una cuestión jerárquica, el entrenador y los dirigentes. Al parecer, uno carece de autoridad y a los otros, una vez asegurada la continuidad, y contabilizadas sus favorables consecuencias, poco les interesa lo deportivo, ya que tienen verso para rato con los extras que tanto valoraron sus votantes.

En segundo término, el hemisferio pensante de la popular fórmula, le asestó una puñalada hasta lo profundo al goleador histórico. Sabido es que hace tiempo están enfrentados porque el veterano referente alecciona a sus circunstanciales compañeros para que no le den notas al antipático dúo. Aunque esta vez la calificación de "enano mental" resultó innecesaria. La palabra de los protagonistas poco aporta a un análisis serio. El repetido discurso de compromiso, que tan bien saben manejar los animadores del circo, es una rudimentaria herramienta que sólo le sirve al parodismo rastrero para amenizar sus paupérrimos espacios de pseudo información. Que van a dar pelea, que están captando el mensaje, que llegan muy bien y bla bla bla para la tribuna que aplaude cualquier cosa.

A este par le convendría cambiar de aire o, en su defecto, replantear las reglas del juego, porque el entorno está pisoteándole el esfuerzo. Ante todo, coherencia. No se puede enarbolar la bandera de la crítica creíble por un lado y por otro valerse del aporte de un acérrimo esbirro de la dirigencia, empleado de la institución, amigote por conveniencia de jugadores y cuerpos técnicos y mediocre vestuarista. Ya están grandes para bancarse determinadas imposiciones que le restan calidad al producto final. Salvo que hayan entrado en la modorra vernácula, esa que acuna la siesta interminable, y sientan, íntimamente, que tocaron techo. Es cierto que en estas tierras, los pobres y acalorados mortales, se conforman con poco -pruebas sobran-, pero siempre hay alguien que espera más.

domingo, febrero 06, 2011