
Estaban todos. Los que van siempre, los que van sólo cuando vienen los grandes y los que no van nunca. Nadie quiso faltar a la cita. Nadie quiso desaprovechar la ocasión de sentirse partícipe de un momento único. Acontecimientos de tamaña naturaleza no se viven con frecuencia por estas tierras. Y el marco estuvo a la altura. Tal vez porque por primera vez en mucho tiempo, once tipos vestidos de rojo y negro consiguieron despertar un sentimiento dormido, algo más significativo que la inercia de concurrir a la cancha por mera costumbre cada fin de semana. Tal vez porque la afición estaba urgida por encontrar una razón de peso para exteriorizar tanta euforia contenida después de un largo tiempo de masticar frustraciones.
Sin embargo, la fiesta no fue completa. El triunfo esquivó el convite. Y casi, casi, se malogra la velada completa. Si no hubiera sido por un arquero que apareció en silencio, sin alharaca, sin laureles, sin verso falso ni grandilocuente, sin gestos tribuneros, sin amigotes en los medios que elevaran su figura al infinito por unos pesos, la historia estaría contándose en otros términos. Y vale la pena destacar la importancia de este humilde laburador de los tres caños en la formación actual porque no es casualidad que la defensa se muestre sólida sabiendo que a sus espaldas se planta un guardavalla confiable. ¿Cuánto hacía que a Colón no lo salvaba su número uno? La memoria busca y tarda demasiado en encontrar una respuesta.
Ojalá este muchacho que superó los treinta, sea tomado como ejemplo por los más pibes. Un jugador que esperó pacientemente su turno y que no desaprovechó la oportunidad que le brindó la coyuntura de un conjunto en busca de su norte. Ahora deberá demostrar que puede sostener este rendimiento con actuaciones parejas si su intención es, como aparenta, seguir creciendo en su carrera. Porque, para cualquier profesional que se precie, el objetivo no se agota al llegar a primera división. Si bien el camino suele definirse con la titularidad, consolidarse en el puesto y aspirar a mayores desafíos son los peldaños subsiguientes que todo futbolista ansía escalar. Unos cuantos mueren en el intento, pocos afrontan el reto.
APOSTILLAS




BONUS TRACK: Un comentario realista