domingo, junio 13, 2010

Encendiendo la mecha

Paradojas del destino. Con una propuesta ofensiva letal, el gol lo marca un defensor, para colmo uno de los más discutidos. Con un cuerpo técnico acusado de no practicar jugadas con pelota parada, el gol llega gracias a un movimiento de pizarrón soplado al gran motivador otomano. Así es el fútbol. Desde afuera, las voces coincidieron en la importancia de haber ganado el primer partido; desde adentro, tiraron una pista para entender el porqué del examen aprobado. Los protagonistas apuntaron al cambio de mentalidad para marcar diferencias con el padecimiento de las eliminatorias. Pero ¿sólo se tratará de eso? Por lo pronto, y de acuerdo a lo demostrado en el test inicial, el pase a la siguiente fase no corre peligro alguno.

Respecto del combinado de estrellas –todavía está por verse si logra recibirse de equipo–, SR se mostró seguro, aunque con escasa exigencia; la defensa, floja en general, dejó muchas dudas; JG, impresentable; JM, con más altas que bajas; JV, da la impresión que le imprime lentitud al conjunto; ADM, intrascendente; CT, con actitud no es suficiente, le falta panorama e inteligencia para ubicarse en la cancha; LM, lo mejor, lo que todos esperaban, ojalá su actuación haya sido sólo un aperitivo; GH, si mirara al arco antes de patear, alguna que otra hubiera entrado. Del triunvirato ¿qué decir? Los relevos salieron demorados, todo el mundo vio cómo el segundo en jerarquía le susurraba los cambios al oído a un dios dubitativo.

Luego de tres días de competencia, recién hoy apareció otro serio aspirante al título. De lo visto hasta ahora México, decepcionó; Uruguay, no existe; Francia, irreconocible; Inglaterra, una sombra; Argentina, con chances. Se aguarda el debut del resto de los pesados para trazar un cuadro de situación más amplio, sin embargo puede vislumbrarse que, si se ajustan ciertas cuestiones, la celeste y blanca va a estar en la conversación que entablen los candidatos. Un polémico personaje, descreído de la capacidad del entrenador, pero confiado en las individualidades, supo describir a la selección nacional con una figura a la vieja usanza: “Un montón de calabazas dentro de un cajón, que solitas se van a ir acomodando con el movimiento del carro”. ¿Cabe alguna duda?