sábado, agosto 10, 2013

El peso de la ley

La pregunta encontró eco demasiado pronto. ¿Es más de lo mismo o es peor? La afición está que arde porque lo demostrado hasta el momento parece abrirle camino al sufrimiento sin escalas. Los malos ejemplos sobran y los espejos reflejan demasiadas similitudes. Si bien no es la primera vez que un comienzo arranca pálido y sombrío, la acumulación de fracasos y la intensa sensación de frustración actúan como potenciador de las predicciones más truculentas. En esta ocasión ni siquiera sirve como paliativo aferrarse a la pueril costumbre de aventurar las mil y una combinaciones para dar con la formación que devuelva las expectativas a su lugar. Hoy la mayoría de las predicciones se juegan por un futuro teñido de negro.

Desde que comenzó el armado del nuevo ciclo todo fue reproche y disconformidad. Un entrenador condicionado por sus antecedentes, unas incorporaciones de mediocres hacia abajo, una pretemporada lindante con la indigencia, partidos preparatorios contra equipos de inferior categoría y resultados preocupantes. Para completarla, los pocos valores que lograron destacarse en el semestre pasado no fueron tentados con la continuidad por razones que ligan estrechamente a la ineptitud dirigencial con la falta de recursos, producto de un vaciamiento lento pero sostenido del capital institucional. El panorama no es alentador. Ni siquiera los tradicionales optimistas pueden sostener su incondicionalidad a la luz de los resultados.

Con unos cuantos días para poner al trabajo en el pedestal de las prioridades, los protagonistas enfrentan la encrucijada de revertir las opiniones negativas que, con confusión y displicencia, supieron cosechar. Dentro del farragoso terreno de la perplejidad, el entrenador deberá enderezar una historia que no sólo empezó torcida sino que también, de continuar sin los debidos e imprescindibles cambios, puede desembocar en un futuro comprometido. Las voces de alarma se dispararon, tanto como para alertar acerca de consecuencias desagradables que nadie tiene intención de afrontar. En tela de juicio estará el desempeño y la capacidad del conductor y la aptitud del plantel de cara al futuro inmediato. No hay lugar para titubeos o marchas y contramarchas. El tribunal está impaciente.


APOSTILLAS

Transmisión de pensamiento. Mientras el excelentísimo señor presidente recorre tribunales y gambetea rumores de negociados espurios, el pasquinejo vernáculo se encarga de darle una mano de blanqueador a la realidad. El moderno e inútil sistema de ingreso a los estadios debutará en terreno rojinegro. Según el parodismo rastrero, un orgullo que reemplaza a otros logros.

El muro de los lamentos. Evitó caerle al hombre de negro, tal vez pensando en la fecha anterior, y fue sincero a la hora del balance. "El equipo jugó mal", argumentó abriéndose paso entre los buitres que buscaban su opinión. Sonó a crítica feroz una vez consumado el vergonzoso espectáculo. Preocupado, avisó que se vienen cambios. Si la fórmula no funciona, hay que buscarle la vuelta.

Como anillo al dedo. La estrategia es conocida y está muy trillada. Para no quemar a algunos elementos que no son del agrado del conductor de turno, la excusa de una lesión siempre viene de perillas. Resulta lógico darle prioridad al que trae consigo un curriculum más o menos pasable pero a la hora de los bifes sólo vale el que transpira la camiseta. Otro suculento contrato al banco de relevos.

Alta traición. Después de borrar con el codo lo que escribió con la mano, el goleador histórico tiró una sentencia para la posteridad. "Mi historia con Colón ya terminó", dijo al ser consultado por el servilismo consuetudinario respecto de su vuelta al ruedo. Eludió enumerar las razones de su reincidencia, para quienes lo conocen no hizo falta. En el exterior hay verdes, en suelo criollo hay cepo.