domingo, abril 10, 2011

Como por un tubo

El estadio puso el grito en el cielo y la dirigencia no tuvo más remedio que desempolvar una decisión postergada. "El ciclo llegó hasta acá", comunicó el vocero mudo, en medio del revuelo que preanunciaba la despedida. Igual que con la temible palabra "fracaso", ningún miembro de la comisión quiso mencionar el término "despido". Confían en llegar a un acuerdo con el eyectado para no tener que ponerse con una suma millonaria. Acaso pensando en una postura reacia al acuerdo pacífico, de parte del hasta ayer entrenador, es que se escucharon voces alimentando la posibilidad de un interinato de la casa hasta fin de semestre. Después de todo, la cuestión futbolística es la menos importante para quienes tienen intereses de otro tipo.

Las ineptitudes, tarde o temprano, se pagan; por lo que habrá que ver qué sacan de la manga cuando los fuegos artificiales de la rereinauguración se acallen y el evento del receso pase a la historia. Por ahora, con cemento y charlatanería barata la vienen remando, pero no falta demasiado para que la desnudez del desconocimiento deje al descubierto la osamenta de una mentira armada para perdurar. De todas maneras, alguna lección aprendieron, justamente de la mano del hacedor de los milagros rojinegros. El "todo pasa" en este negocio es una máxima comprobada. La volubilidad de la afición les juega a favor; así como bregó por la cabeza del técnico, ya está evaluando nombres para el sucesor, como hizo no hace mucho y como hará en el futuro.

Así las cosas, del lado de la parcialidad, y por otras razones, no son pocos los que apuestan a la continuidad de hombres del riñon institucional. Lo cierto es que el que figura primero en la lista, un eterno tapa huecos, no está capacitado para dirigir una primera división y mucho menos para manejar un vestuario lleno de veteranos con ínfulas de intocables. Por otro lado, parece dificultoso que algún profesional serio esté dispuesto a hacerse cargo de un proceso iniciado por otro. Probablemente, algún desempleado del montón, coleccionista de frustraciones, acepte la parada si es que las derrotas le decretan un abrupto final a la ficha casera. El golpe de timón que necesita la entidad no se vislumbra en los planes inmediatos de la falsa pertenencia.


APOSTILLAS

No come vidrio. El excelentísimo señor presidente, intuitivo como pocos, captó el sentir de las gradas -salvo las que, respondiendo a su estricto mando, sólo amenizan el espectáculo- y procedió con mano dura. El que dice ser "respetuoso de contratos y procesos", no dudó en "descomprimir la situación", cortando el hilo por lo más delgado. Ya corren las doce horas.

En la misma línea. El circunstancial capitán fue digno representante del titular de la cinta. "Nosotros somos los responsables", dijo accionando el «play». Rodeado de micrófonos, dobló la apuesta. "A mí, personalmente, me gustan las difíciles", se embalentonó. Una pena que no lo haya demostrado donde debía hacerlo. Ayer fue un integrante más de la banda que dio pena.

La voz de la experiencia. En el fragor del análisis, y a la espera del final anunciado, el maestro tiró una de esas trascendentes conclusiones que tanto lo caracterizan. "Los dirigentes tienen que seguir aprendiendo", sentenció, sin aclarar hasta cuándo pretende que lo hagan. Al parecer, se le pasó por alto que estos arribistas ya van para cinco años muriendo en el intento.

Lo traicionó el subconciente. No hay duda de que la web oficial responde a los mandos naturales. La derrota duró, como primera noticia, lo que un suspiro. Más allá del detalle, el encargado de contenidos no deja de sorprender con su creatividad. Sólo queda por interpretar si el "comité de organización nacional" tiene que ver con el evento venidero o con aspiraciones futuras.