viernes, diciembre 04, 2009

Tiempo de descuento


Hace unos días, con tinte melodramático, el entrenador le dijo al pasquinejo vernáculo: “El final está cerca”. Los motivos son de peso. Primero, la distancia que lo separa de su familia; segundo, el desgaste. Dos años de trabajo con balance positivo, pero ningún título. Para un coach no resulta meritorio sacar a un equipo de la zona peligrosa; muy por el contrario, ese tipo de perfiles suelen quedar estigmatizados con el peyorativo cartel de “técnicos saca puntos” y nada más, especialmente si son adictos al circo mediático y a posicionarse en la vereda opuesta de la autocrítica cuando algunos resultados les juegan en contra.

AM logró algo más que revertir una situación comprometida con el promedio. Consiguió –aunque aún falta definir en calidad de qué– la clasificación para el torneo más importante del continente, además de cosechar una generosa cantidad de puntos que le aseguran a Colón un buen pasar con vistas al futuro inmediato. Sin embargo, él mejor que nadie sabe que la aventura de la copa será difícil. Considerando sus quejas respecto de la seguidilla de partidos que le tocaron en suerte en la recta final del campeonato, cuesta vislumbrar cómo encarará la etapa que viene, en la que deberán incluirse, además, agotadores viajes y concentraciones.

Entre tanto rezongo, no pasó desapercibido su disgusto con la dirigencia por la falta de previsión puesta de manifiesto en el último encuentro. Tampoco la respuesta del excelentísimo señor presidente cuando se lo consultó acerca de si se hará un esfuerzo por traer nombres de peso para enfrentar lo que se avecina, según solicitó el propio conductor. “El esfuerzo lo hacemos sosteniendo este cuerpo técnico”, dijo el «biondo gnocchi», dejando en claro que los cráneos que marchan al frente del plantel profesional son de los más caros del fútbol argentino. Cortocircuitos, tiros por elevación y una realidad con sabor a hastío.