sábado, septiembre 28, 2013

El eterno retorno

Tres derrotas consecutivas hacen tambalear a cualquiera, aunque frente a los micrófonos se intente mantener la compostura e inclusive porfiar en una pose rígida como si de una competencia de obstinación se tratara. En especial a quien llegó con un aval difuso, envuelto en la certeza de la falta de recursos para contratar un nombre de experiencia y jerarquía. Ni la seguidilla de victorias consiguió que la aceptación fuese irrestricta; el desempeño del equipo fue demasiado explícito, ganar sin fundamento sólo entusiasmó a los aplaudidores consuetudinarios. Así las cosas, resulta inevitable que los sucesivos traspiés desafíen a la negación y obliguen al replanteo de ideas y concepciones establecidas. Si ganando intentó innovar, perdiendo más todavía.

La cercanía del helado filo de la guadaña será el motor que impulse el cambio, de piezas, de esquema, de estrategia, de lo que sea necesario; en estos tiempos nadie muere con las botas puestas, las batallas por un conchabo de privilegio agotan hasta el último cartucho. El problema está en que bajo la superficie no hay mucho para elegir. Los suplentes no están a la altura, si ocupan un lugar secundario es porque sus rendimientos no conforman ni en las prácticas, y los pibes no están preparados para asumir una responsabilidad que no les corresponde, el certamen de reserva que los tiene como protagonistas es una competencia menor en todo el sentido de la palabra. Para que las variantes disponibles funcionen como ruedas de auxilio hace falta una serie de condiciones hoy inexistentes.

Un indicio de lo que podría deparar el futuro no pasó desapercibido. La justificación del porcentaje de puntos acumulados y la confirmación de las escasas expectativas barajadas de antemano, y aceptadas como condición de trabajo, dejaron en evidencia las verdaderas intenciones del ciclo. De todos modos, si los resultados continúan salpicando las costas de la mediocridad, el destino de la conducción técnica quedará en manos de la afición. Cuando los pulgares apunten hacia abajo, la dirigencia, siempre alerta para dejar a buen resguardo su propio pellejo, aplicará el tratamiento básico para estos casos. Fin del ciclo y a otra cosa mariposa. El detalle a tener en cuenta pasará por la evaluación de los riesgos de cara al futuro.


APOSTILLAS

Abogado exitoso. Después del extraordinario resultado de las acciones judiciales emprendidas por el excelentísimo señor presidente para cortarle la carrera al goleador que hoy es titular con otro colores se viene el desesperado intento por torcer la balanza de la justicia en la causa que propició el embargo. Para bajar los cheques voladores mejor probar con una honda.

Bien puesta. Frente a una consulta disparatada, el defensor fue contundente. "¿Cómo le voy a echar la culpa a la suerte si el gol fue por un error mío?", ilustró la sangre charrúa para dejar en claro cuál es su postura cuando del azar se trata. Puede que en el puesto donde está jugando los rivales lo pasen como poste, pero a la hora de la franqueza no le gana nadie.

Carne freezada. El conductor ya había tirado algunas pistas y las malas lenguas lo habían adelantado. A raíz de sus malas actuaciones, el ex crack para la masía no fue ni al banco. Al parecer, su bajo rendimiento y su exagerado gusto por los bienes suntuarios fueron determinantes al momento de la decisión. Con la cabeza llena de pajaritos no se llega a ningún lado.

Incógnita develada. Una de las incorporaciones mostraba sus aptitudes en el partido de reserva. "Ahora entiendo por qué no juega en primera", descerrajó el maestro cuando planteaba la necesidad de encontrar un suplente para darle descanso al marcador de punta por izquierda. Los combos dos por uno sólo sirven para reforzar ciertos bolsillos abiertos al negociado.

viernes, septiembre 20, 2013

La comedia del arte

Las crónicas rastreras dirán que los primeros veinte minutos fueron un dechado de virtudes y que sólo faltó una pizca de fortuna para traducir en goles la ráfaga de superioridad puesta de manifiesto frente a un rival con pocas luces. Con eso les bastará para tomar la minúscula anécdota de referencia cada vez que sea necesario y así barnizar las futuras derrotas tal y como lo han hecho en pasadas ocasiones. Una andanada de juego asociado y actitud arrolladora les sirve todo el semestre, y hasta a veces el año, para matizar la medianía imposible de desterrar. Sin embargo, la realidad, como siempre, las pondrá en caja. Los partidos duran noventa minutos y lo demás es puro cuento.

Si bien el entrenador intentó jugar a otra cosa, la fórmula sólo pudo sostenerse por un lapso tan breve que apenas alcanzó para insinuar intenciones; una vez agotado el estandarte que rompió los moldes y se cargó el equipo al hombro, se acabaron las ideas. No encontró, entonces, mejor opción que replegarse y apostar a un contragolpe; de última, aguantar el empate no disgustaba como alternativa, pero la táctica mezquina tampoco funcionó. Lo cierto es que la historia de desencuentros no termina. Cuando se consigue acople en una línea, el desajuste aparece por otro lado; cuando el guardameta resulta confiable, la ofensiva navega en la intrascendencia; cuando el cinco genera fútbol nadie le cubre las espaldas.

Con semejante panorama, el entrenador deberá desempolvar el manual de la imaginación para encontrarle la vuelta a un combinado que todavía se resiste a alcanzar el estatus de conjunto. Por lo menos, ya tomó nota de que el habilidoso en retroceso debe guardar banco aunque le cueste el acoso dirigencial. Antes que nada está la preservación de su propio pellejo. Y en ese sentido, el próximo compromiso será de capital importancia, ya que puede marcar el comienzo del fin si el triunfo se niega a mostrar su mejor cara. Tres derrotas consecutivas echarían por tierra el crédito ganado gracias a tres victorias consecutivas. Sin mayor recambio, las posibilidades de mejorar parecen acotadas. La confianza pende de un hilo.


APOSTILLAS

Garante solidario. Menos mal que los honores que trajo consigo el estreno del nuevo sistema de ingreso a los estadios le salvaron el año porque después de enterarse del embargo casi le da un soponcio. Por suerte queda su cuenta personal, siempre disponible para tapar los agujeros, en caso de fuerza mayor. Al fin y al cabo todo volvería al lugar de donde salió.

Menos uno. Dicen las malas lenguas que las actitudes extra deportivas de la joyita devaluada no sólo tienen en estado de alerta al conductor, los compañeros también lo tienen en la mira. Los veteranos no se bancan la displicencia con que juega y entienden que resta cada vez que la redonda besa sus botines. Las críticas en negro superan al apoyo en blanco.

Mundo cruel. El volante de marca que se transformó en volante de creación salió del vestuario con cara de pocos amigos. "Es lo que tenemos", balbuceó con un dejo de bronca al ser requerido por los micrófonos vernáculos. Justo ahora que se decidió a transpirar la camiseta, sus compañeros no lo acompañan. Paradojas del universo donde la mediocridad se siente a gusto.

Alma en pena. La autoestima de algunos está en baja. El chupalerche primero salió a buscar una voz que apoye la operación mediática que encabeza en busca de levantar el ánimo del ex crack para la masía. Lamentablemente parece que el mal ya está hecho. Como cómplice debería hacerse cargo, pero el subsidio es más fuerte. Que pase el que sigue.

miércoles, septiembre 11, 2013

El efecto resaca

Iba entonado pero un medio pelo le bajó el copete de un hondazo. La arrolladora trilogía de triunfos, junto al entusiasmo desatado por el vertiginoso ascenso en la tabla de posiciones, quedó reducida a un triste lamento prendido a la solapa de la derrota. Con la velocidad con que un resultado cambia el ánimo de las gradas, el inteligente y sagaz conductor se transformó en un inepto que no está a la altura de los colores y los protagonistas en unos buenos para nada, entregadores del anhelo más postergado. Semejante cambio tiene sus raíces en el termómetro que mide la intensidad de la pasión desmesurada. Seis fechas son suficientes para mostrar los resultados de una idea consolidada pero pocas para emitir un veredicto concluyente.

Cuando se esperaba un despegue definitivo, la escuadra volvió a morder el polvo de la peor manera. Sin fútbol, sin convicciones, difícil sostener un concepto de juego con el convencimiento necesario como para desplegarlo en cualquier cancha imponiendo una identidad sostenible en el tiempo. La actitud y demás cuestiones, que suelen acompañar los análisis triunfalistas con que se pretenden disimular las carencias fundamentales, resultan pasajeras; si la pelota no desempeña un papel preponderante dentro del planteo táctico los caminos se estrechan y no conducen a otro lugar que no sea un intrascendente puesto donde siempre termina estancándose, durmiendo el sueño de los comodines, satélite menor de los destacados.

El entrenador tendrá que lidiar, entonces, con dos demonios. Su obstinación, si es que insiste con el sistema implementado hasta ahora; y la respuesta de sus dirigidos. Está visto que, en la zona donde la creatividad debería tener vía libre, el encargado de generar no genera y el que debe acompañar no acompaña; así es muy difícil que el equipo funcione como para merecer el mote de protagonista del certamen. Dentro de la mediocridad existente, son mayoría los equipos que apelan exclusivamente a noventa minutos de lucha sin tregua, por lo que saltar ciertas vallas no va a resultar tarea sencilla. Para dejar la insignificancia, habrá que poner lo esencial en estos casos. Sin la dinámica de lo impensado no habrá lugar para un destino diferente.


APOSTILLAS

Jamón del medio. Como el excelentísimo señor presidente anda ocupado en otros menesteres, le dio instrucciones precisas a su propaladora oficiosa para que intente sacudir la humanidad de la joyita devaluada. Piensa que un lavado de cabeza mediático puede levantarle la autoestima y que le vuelvan las ganas de valer once millones de euros. O cinco, o dos y medio, o medio. Alguito es mejor que nada.

Operación torniquete. El conductor también está empecinado en recuperar al purrete en desgracia, no sólo pensando en las urgencias económicas de la institución sino en la necesidad de contar con un conductor para el equipo. Cuestionó la descomunal inflada que le propinaron cuando tuvo su cuarto de hora y le pidió a la afición un trato preferencial. Igual, como no come vidrio, dejó sentado que "si no seguramente entrará otro".

Mucho gusto. Aunque desde que empezó el torneo no dio pie con bola, fue agraciado con el doscientos veinticinco. Anda tan perdido en el campo que hasta los laterales le resultan un karma. Para justificar bajos rendimientos no encontró mejor pretexto que decir que recién se están conociendo con los cuatro titulares que llegaron hace dos meses. No aclaró cuánto tiempo necesitarán para entrar en confianza.

Brocha gorda. No sólo se trata de una servil propaladora del discurso presidencial, también de un insignificante lambiscón que hace suya la bajada de línea convencido de que su ordinaria homilía forma opinión. Después de desgañitarse vendiendo a un crack para la masía, ahora resulta que fueron otros los que lo inflaron y que eso no debería hacerse con tanta liviandad. La hipocresía de algunos no tiene límites, igual que la estupidez humana.

jueves, septiembre 05, 2013

Acelerador a fondo

Los protagonistas coincidieron en que la vergonzosa derrota de la segunda fecha resultó un punto de inflexión. Dar pena en los albores del certamen no era bueno para nadie, así fue que el entrenador planteó las alternativas a futuro. Un simple cambio de actitud podría resultar beneficioso hasta que la cuestión futbolística entre en terreno de definición. La mediocridad de los exponentes vernáculos permite que la ausencia de juego sea suplantada por una buena dosis de orden y solidaridad. A partir de tamaña premisa aparecen la humildad, el sacrificio, el esfuerzo, la entrega, la voluntad y demás apéndices por el estilo. ¿Y el fútbol? Bien, gracias.

Los tres triunfos consecutivos le dan aire al conductor para pensar un modelo sustentable de acuerdo a los actores con que cuenta. Extender en el tiempo la fórmula que propició la ráfaga positiva es el desafío que todos deberán enfrentar a partir del próximo choque. No sería la primera vez que el entusiasmo bulle por unas semanas para terminar desinflando las expectativas cuando no es posible sostener los eufemismos con que se intenta ocultar el estigma de equipo chico. Mientras tanto, en el limbo del triunfalismo, la afición se babea mirando la tabla y espera con optimismo que a la garra se le agregue una cuota de calidad.

Curiosidades al margen, en ninguna de las victorias se puso de manifiesto una superioridad evidente sobre el adversario; muy por el contrario, la paridad de fuerzas predominó en las tres oportunidades. Incidencias más, incidencias menos, las definiciones no fueron ni por asomo contundentes. Pistas inequívocas de carestía en muchos aspectos. No se vieron jugadas preparadas, ni coordinación entre líneas, ni juego asociado, ni cambio de ritmo, ni variantes de ataque, mucho menos una identidad definida. Hasta el momento alcanzó con un arquero confiable, una zaga central compacta, un cinco iluminado, la velocidad de un delantero y la efectividad de otro. La combinación de mezquindad y oportunismo sabe a poco.


APOSTILLAS

Bomba de tiempo. El excelentísimo señor presidente le enciende velas a todos los santos para que alguno de los pibes explote de una vez por todas y pueda ser rematado al final del semestre. Las siderales cifras del rojo se han transformado en una bola de nieve imposible de detener y de ocultar. Si por casualidad llegaran a trascender los seis dígitos, ardería Troya.

Lengua de trapo. A cococho de la buena racha, el impresentable vice retomó la operación lavado de imagen de la mano de quien no puede lavar ni la propia. Chorreando falsa humildad, entre otras cosas, intenta sacar partido de las circunstancias favorables para posicionarse en la carrera por la sucesión. Ya no quiere conformarse con migajas.

Amores desaforados. Pocos técnicos logran construir en tan poco tiempo un lazo tan fuerte con su nuevo lugar en el mundo. Al igual que en su paso por anteriores instituciones, los elogios hacia dirigentes, jugadores y simpatizantes dejaron al descubierto el extraordinario poder de mimetización del conductor con su entorno. Un profesional comprometido.

Cañita voladora. Es la estrella del momento. Todavía no se sabe si sus superlativas actuaciones se deben a que la madurez lo cachó de pronto y le hizo ver los beneficios de la responsabilidad o si son pan para hoy y hambre para mañana. No es la primera vez que amenaza con romperla para después tirarse a chanta. Si quiere volar la tendrá que transpirar.