viernes, junio 07, 2013

Golpe al corazón

Del fugaz paso del clásico rival por la primera división, quedan cuatro recuerdos imborrables. A la hora del balance, la bochornosa cifra de tres a uno cala hondo en la fibra íntima de la afición. Tanto el de bienvenida como el de despedida, los más significativos, se perdieron sin una mínima dosis de vergüenza. El primero, de local contra el adversario recién ascendido, y el último, de visitante con el adversario recién descendido, son los íconos del fracaso de la falsa pertenencia. El simbolismo resuena feroz. Las imágenes, frescas y lacerantes, golpean con singular dureza a quienes creyeron el relato grandilocuente de una superioridad nunca evidenciada. Dentro del saldo negativo se contabiliza el empate, cedido luego de correr con una ventaja de dos a cero. En el haber, sólo queda la victoria en terreno propio.

La azotaina recibida explica hacia dónde viró la catarsis. En medio de un océano humillante, los dardos cayeron sobre el encargado de impartir justicia. Es más fácil encontrar un culpable exógeno que bajar la cabeza y enumerar, con sincera autocrítica, la serie de errores que desembocó en una caída sin atenuantes. Las conspiraciones y tramas secretas también dominaron la escena en la frenética búsqueda de paliativos aceptables. Todo fue válido al momento de la justificación, especialmente después de las consabidas burlas que dibujaron la escena previa. Paradojas del destino, de nada sirvió el decorado que le dio marco al tradicional folclore, el goliat bíblico volvió a hacer el ridículo frente a un moribundo a punto de expirar. Pocas situaciones resultan tan dolorosas como confirmar que no se es lo que se cree ser.

Para la evaluación final quedan el desempeño del cuerpo técnico, el rendimiento de cada uno de los protagonistas y la experiencia de un auditorio desierto. La coyuntura económica obliga a repensar la certeza de un cambio si la fecha dieciséis no se sorteaba con éxito, dependerá de los próximos tres capítulos. Respecto de la muchachada, los ciclos cumplidos superan a aquéllos que todavía tienen algo para ofrecer, pero la falta de recursos también condicionará el desprendimiento de algunos nombres que figuran en la lista con salida asegurada. En cuanto al vacío que envolvió al tradicional acontecimiento, la reflexión deberá pasar por las conciencias de quienes claman por un sentimiento. Línea aparte para los hacedores de un nuevo fracaso, casualmente los mismos que apadrinan la barbarie. Restaurar las pérdidas llevará tiempo.


APOSTILLAS

Fertilización asistida. El comienzo del otoño es la época ideal para el resembrado de la semilla que germinará en pleno invierno. El excelentísimo señor presidente, siempre al tanto de todo, especialmente de lo que tiene que ver con el crecimiento, aprovechó la volada y sembró en su propia azotea. Por estas horas, eleva plegarias para que su cabellera pronto esté a tono con su patrimonio.

Puede fallar. Otra vez patinó a la hora del pronóstico. El impresentable vice, reincidente en eso de los vaticinios errados, días antes del choque, afirmó públicamente que el clásico se ganaba "seguro". A seguro lo llevaron preso y al desbocado, como hace un tiempo, le llovieron las más ocurrentes mofas de propios y extraños. Estos últimos le avisaron, cuando vuelvan se la sacan.

Castigo ejemplar. Si el entrenador no se tranquiliza, corre el riesgo de pasar más tiempo afuera que adentro de las canchas. La cuarta expulsión lo puso al borde de una reprimenda memorable, que puede afectar negativamente al equipo. De tanto machacar con el interinato, si se tiene en cuenta su conducta en la valoración final, va derechito a hacerse realidad.

Cuenta regresiva. Dicen las malas lenguas que el capitán está en estado de ebullición porque el primero en romper el silencio hizo una cruda autocrítica. La vieja guardia, encabezada por el guardameta, hubiera preferido un tono bajo en calorías para no engordar la bronca generalizada. Si se hacen realidad los deseos de unos cuantos, poco le queda para avanzar en el adoctrinamiento de la tropa.