
Golear a un equipo fantasma no conlleva ningún mérito. También lo hizo el que marcha último, con destino de descenso. Gran parte de la afición quiere ver a Colón jugando buen fútbol en todas las canchas, con un equipo que pueda recitarse de memoria, con un estilo de juego que lo caracterice en las buenas y en las malas, que no busque especular, que siempre vaya al frente, que sepa manejar todas las opciones de ataque, que sea respetado y valorado por presencia y jerarquía. El modelo contemporáneo ha dejado de lado esas premisas. Hoy se estudian las falencias del oponente y se arman engendros a medida de las circunstancias para justificar sueldos siderales en nombre de la modernidad. Un bluf con fecha de vencimiento.
El negro ganó con tres contragolpes arrolladores, no con una actuación arrolladora. Esperó, cediéndole la pelota al urgido, y le estampó las mortales estocadas con un destello de habilidad que debería repetirse con asiduidad si la idea es obtener el crédito que se le otorga a los destacados por sobre la medianía. Es de esperar que este triunfo sirva para despabilar estados aletargados y volver a centrar la mira en los objetivos. De poco ayudará esta victoria si no se suma la mayor cantidad de puntos que queda en juego, al momento de valorar, en su justa medida, la continuidad del proceso. Caso inverso, la conquista de ayer se reducirá a una simple anécdota, cuando la historia atestigüe: “Colón goleó al peor grande de todos los tiempos”.
APOSTILLAS



La Destacada


So pena capital. Los obsecuentes tienen prohibido hablar de “fracaso”. Las tres sílabas más temidas por la falsa pertenencia están muertas y enterradas para el vocabulario rastrero. El chupalerche primero se lo advirtió sin rodeos a su cumpa de programejo televisivo al amenazarlo con “saltarle a la yugular” si pronunciaba la palabra maldita. El terror del amedrentado, ante quien le marcó el territorio cual sabueso imponiendo liderazgo, superó sus tibios argumentos y lo dejó pagando en la discusión. El desquite vino a la hora de ordenar la consumición de la noche. ¡Marche un café con veneno!