miércoles, febrero 06, 2008

Nada es para siempre


Dos calcinados en una misma mañana es mucho. Aunque considerando la realidad que juntos construyeron, no asombra. Es más, hasta resulta lógico que se hundan en el fango al unísono. Sin dudas, es la suerte que merecen quienes han hecho de la subestimación al aficionado una constante. Y el destino quiso que ambos se sumieran en el escarnio público a raíz del mismo tema. Lo paradójico es que los verdugos de ambos fueron astillas del mismo palo. En un caso, sus propios compañeros; en el otro, su ex pareja de andanzas. El disparador: Totono.

Como se esperaba, por la mañana, el vocero oficioso salió a proteger sus intereses. Sólo que no pudo prever –obvio, no le dá– las consecuencias de avalar con tanta pasión cada una de las barrabasadas que dijo su entrevistado. Seguramente habrá querido desaparecer de la faz de la tierra cuando un colega de los mediodías salió al aire con la firme intención de pulverizarlo. Si bien pisotear con altura argumentos falaces no es una empresa difícil, dejar a la estrella del programa como un monigote descerebrado es una hazaña que perdurará en los anales del medio.

El cierre, para alquilar balcones, estuvo a cargo del mago. Todo indicaba que el talentoso taumaturgo iba a hacer una aparición fugaz pero efectiva. Y así fue. Con motivo de haber presentado su renuncia, el ahora ex vice primero aprovechó la ocasión para despegarse, en forma total y absoluta, de lo que dio en llamar "aberración jurídica". Una muestra basta y sobra: "Estas cosas –refiriéndose al famoso convenio de transferencia– no fueron hechas en mi presencia; no es mi estilo, yo no hubiese sido tan torpe para hacer un contrato así". Lapidario.