
Existen tantas formas de ver el fútbol como identidades caminando bajo el sol. Sin embargo, en un punto, las diferentes miradas concuerdan. Un equipo puede jugar muy bien, bien, regular o mal, pero, en última instancia, lo único que vale es el resultado. A partir de allí se dispara una apasionante polémica que puede durar varios días, hasta que la pelota echa a rodar nuevamente y se inicia, con renovados matices, ese círculo virtuoso que empuja hacia un segundo plano las pequeñas-grandes crisis cotidianas que consumen a la generalidad de los mortales. Si se gana jugando aceptablemente, el debate dura menos que si se obtienen los tres puntos con una paupérrima actuación. ¿Será que la afición acusa tendencias masoquistas?
Colón, futbolísticamente, sigue siendo un híbrido carente de rasgos característicos. Si bien el conjunto muleto consiguió el objetivo –tres valiosos puntos–, por momentos pareció perdido en un mar de dudas, frente a un rival débil y sin demasiada ambición. ¿Y la mano del entrenador? Sólo se ve cuando saluda a la platea. Las dos primeras actuaciones del negro, han despertado un interrogante concreto. Tantos billetes dilapidados en un oneroso cuerpo técnico ¿para qué? Si a decir verdad, así como está jugando el sabalé, hasta podría ser dirigido por el impresentable vice, quien cree que un volante tapón es un panfleto obstruyendo una alcantarilla. ¿Será que alguna vez el dt demostrará algo más que buen dominio de teoría?
Fuera de la pálida producción quedaron el arquero, atento y seguro, y el autor del gol, con mucho despliegue físico. Para destacar, la promesa de inferiores, un brillante en bruto, movedizo y habilidoso, y la gacela caribeña, veloz y oportunista. Entre lo que quedó afuera de este encuentro por acumulación de amarillas y lo que pudo verse el viernes en campo, hay material para armar algo mejor; está en la cabeza saber acomodar las piezas para obtener un rendimiento equilibrado y sostenido en el tiempo. Las etapas de conocimiento del plantel ya deberían haber sido superadas, la experimentación permanente da cuenta de improvisación y falta de dominio en la materia. Una cara de la moneda que AM se esfuerza por disimular.
APOSTILLAS



