lunes, febrero 14, 2011

Páginas amarillas

Para el sabalé no hubo receso. Los mismos vicios, las mismas falencias, el mismo salvavidas. Un triunfo festejado, que no pudo ocultar la amarga sensación del consabido «otra vez sopa». Si bien las crónicas livianas se derretirán en elogios hacia el goleador histórico, nunca analizarán por qué un equipo con aspiraciones importantes siempre termina dependiendo de la capacidad y el oportunismo de un cuadragenario que cada fin de torneo amenaza con el retiro para, una vez actualizada su situación contractual, renovar su romance con los entrenamientos y la adrenalina de noventa minutos de exposición heroica. Aunque ya camine la cancha, aunque pretenda que el equipo juegue exclusivamente para su lucimiento personal y sólo mantenga intacto el olfato que le legó la experiencia.

En cuanto al resto, la defensa no supera las dudas que arrastró todo el año pasado; en el medio, el hijo pródigo deberá adaptarse a sus compañeros, conocer sus habilidades, limitaciones y errores más comunes para compensar la línea sacando partido de su visión panorámica. El enganche, si bien generó las dos infracciones por las que el veinte facturó, como es su costumbre excedido en firuletes y cañitos y perdiendo pelotas increíbles; y el nuevo en el ataque, si con esas condiciones le ganó el puesto a los demás, mejor ni saber qué demostraron los otros durante la pretemporada. Respecto del pibe que están inflando con compresor hidráulico, necesita tiempo; no habría que olvidar la historia reciente de otro purrete, como tantos descartables en los últimos tiempos, que fue borrado sin explicación.

El torneo kaka levantó el telón y las diferentes compañías comenzaron a mostrar obras e intérpretes. La sangre y luto parece dispuesta a repetir la mediocre pieza que viene aburriendo a sus fieles espectadores hace varias temporadas. El director artístico carece de muñeca para encaminar un elenco proclive a olvidarse la letra -decidir el ingreso de una figura devaluada en el minuto ochenta y seis es un claro ejemplo-, por lo que no sería extraño que la batuta la tome el veterano referente, más pronto que tarde. Aunque intente manejar a la perfección el mentiroso discurso dirigencial -"lo mejor de Colón está por venir"- y pretenda congraciarse con los intocables dinosaurios hablando maravillas de unos y otros, el despliegue sobre el escenario no deja lugar a vacilaciones. El libreto huele a rancio.


APOSTILLAS

Cuenta corriente. No es lo mismo tener unos cuantos millones sentados en el banco que tenerlos depositados en un banco. Lo primero sólo es para instituciones excelentemente administradas, hacedoras de espectaculares obras, generadoras de balances superavitarios y que son ejemplo a nivel mundial. Envidiosos abstenerse.

Tropa desacatada. Los chicos malos se trenzaron a dirimir minúsculas cuestiones de poder en sus ámbitos habituales. Alguien dijo ver ciertos elementos cortantes en manos anónimas. Todo mentira. Si ningún medio doméstico dio cuenta de los incidentes es porque nada de eso sucedió. La verdad y la independencia informativa no se negocian.

Poderes especiales. Ya que, según el pasquinejo vernáculo, ex valuarte sabalero, hoy empleado de la entidad, ha sido agraciado con el don del "ojo clínico-futbolero", no hay duda de que debería ser el encargado de reclutar las incorporaciones para el primer equipo. Así se evitarían muchos chascos sin poder de reventa. Salvo que se trate de otro bluf.

Mala jugada. A los creativos de la emisora asoleada se les pasó un hecho gravísimo. Para los avances que anunciaban el inicio de las transmisiones no se les ocurrió nada mejor que poner un tanto producto de la picardía del goleador histórico. Quedó muy mal que el relator cantara "el bichi la baja con la mano" antes del grito final. Eso no se hace.