jueves, agosto 24, 2006

Tres en el fondo


¿Por qué Toresani no le encuentra la vuelta a este equipo? La falta de experiencia puede ser una de las respuestas a considerar, pero dentro de este gran descalabro rojinegro debería tenerse presente que el DT no ha estado tan solo en esta aventura. El nombre de Ramón Mántaras –utilizado para reforzar el hasta ahora incoherente tema de la pertenencia– se enarboló en cada discurso oficialista como principal sostén del proyecto futbolístico de Colón de Santa Fe en los inicios de esta nueva etapa. Asimismo, y según el presidente GL, la llegada de los jugadores que hoy prestigian el plantel sangre y luto –más luto que sangre, según ha podido apreciarse en las primeras tres fechas– fue consensuada entre el técnico y el director deportivo (o secretario deportivo o gerente deportivo o dirigente a sueldo o como quieran llamarlo si es que a esta altura la comisión directiva encontró el título adecuado para el cargo).

¡Qué suerte para la desgracia! Los dirigentes estrenaron gestión jactándose de la rapidez con que le trajeron los refuerzos a Julio César; lamentablemente, el poroto que se anotaron por la velocidad demostrada en cerrar tratos no ha tenido su correspondencia con el rendimiento de los jugadores contratados. En la viña del Señor hay espacio para todos pero ¿cómo llegaron los currículums de estos esperpentos al escritorio de las autoridades colonistas? Profesionales faltos de actividad, otrora bosquejos de figuras arrastrando lesiones o conflictos, un puñado de mortales más cerca del retiro que de la extrema competitividad. Sin dudas, se impuso la cantidad a la calidad y la conclusión remite sin remedio a un viejo adagio popular: lo barato sale caro. Ante la opción –Colón o la mecedora– quienes aún no se sienten preparados para tomar “la” decisión optaron por Santa Fe antes que colgar los botines. Y en este punto es donde aparecen los responsables.

Una trilogía coincidente. Comenzando por una improvisada directiva, continuando por un intermediario indefinido y concluyendo en un inexperto DT. Combinación explosiva. Estos tres protagonistas son los artífices del presente rojinegro. En estas horas de desazón no deberían ponerse en duda las buenas intenciones, en definitiva, se supone que todos estos actores han pensado en el bien del club, pero está fehacientemente comprobado que con eso no alcanza. En el fútbol profesional argentino los errores se pagan caros.

En los momentos oscuros tampoco deberían dejarse de tener en cuenta las historias que corren paralelas –entre bambalinas– a la realidad de cada domingo. A la vista de los acontecimientos nadie puede creer en la fantasía del “grupo unido” cuando han corrido discursos hirientes, gritos descalificadores, borrados de lujo y otros condimentos adicionales como contratos sin definir y sueldos en extremo asimétricos. La salida que se avecina puede ser una sola pero si no se modifican algunos resortes desajustados, el revés de la moneda seguirá mostrando el perfil menos deseado.


APOSTILLAS

Mientras un par de dirigentes viajaban el lunes a “resolver” el tema Vargas, desde el jueves 17 la foto oficial del peruano, con la camiseta del Catania, engalanaba el sitio web del club italiano. ¿Desprolijidades? Nooooo. Quizás sólo algún teléfono descompuesto.

¡Reapareció el innombrable! ¡Y con vaticinios para nada auspiciosos! ¡Urgente! ¡Colgar ristras de ajo y crucifijos varios alrededor del Brigadier para ahuyentar a personajes “non sanctos”! ¿Qué se traerá entre manos?

A fuerza de presión se espera la presencia de Esmerado el domingo, frente a Gimnasia. Exigirle un sobreesfuerzo sería descabellado. Aunque las necesidades sean muchas, apurar su vuelta puede resultar contraproducente. ¡Ojota!

Se completó el team. Llegó al plantel el refuerzo número… once. Sebastián Pedretti, lateral por izquierda, veintidós años, libre de Banfield. Los pibes de las inferiores que creyeron el verso de la pertenencia lloran una nueva incorporación. ¡Snif! ¡Snif!