lunes, agosto 04, 2008

La camiseta no se mancha


Esta vez, habrá que darle la razón al pasquinejo local. "Quedará guardado para siempre en las páginas más importantes de la centenaria vida sabalera", el día en que "el 'dios' del fútbol mundial" se puso la sangre y luto… claro que a cambio de un fangote de guita; porque para él, vestir una u otra casaca es simplemente un negocio; nada de sentimiento, obvio. Quedará también en la memoria del empresario organizador, la fecha en que perdió dinero con un evento disfrazado de "fiesta solidaria". Así como quedará en el recuerdo del "biondo gnocchi", la frialdad que le dispensaron las tribunas semi vacías. Pero, sobre todo, quedará en el corazón de los asistentes, la helada noche en que volvieron a pisar el Cementerio los verdaderos hacedores de la historia colonista.

Pasado el fiasco, bien valdría analizar algunos puntos. Dada la cercanía del inicio de torneo, y teniendo en cuenta lo que debe remontar Colón esta temporada, la idea de un espectáculo festivo, en esencia, no fue mala. Lo cuestionable es que el espectáculo haya sido pergeñado por un personaje, en teoría, ajeno al club y sobre el cual pesan denuncias varias por evasiones de distinto calibre. Si todo hubiera corrido por cuenta de la institución, el valor de las entradas hubiera sido más accesible y, por ende, masiva la afluencia de público. Otro aspecto controvertido, la presencia de un ex jugador que nada tiene que ver con la entidad ni con los sentimientos de la afición. Valorar su concurrencia sólo para enrostrársela al vecino, raya la ignorancia supina.

Por otro lado, la mentira; infaltable cada vez que GL y cía. abren la boca. La mentira de la transmisión televisiva, la mentira de la asistencia de figuras que nunca llegaron, la mentira del destino de los fondos recaudados. Del mismo modo en que se ha mentido respecto de la adquisición de porcentajes de jugadores que en definitiva nunca se pagaron. Así es la gestión de la falsa pertenencia. Como broche final, queda para considerar la mentira del parodismo deportivo vernáculo. Si bien la postura rastrera de las babosas plumas oficiosas es harto conocida, dio vergüenza ajena escuchar la transmisión de la emisora peroncha. Un ejemplo: el dúo acreditado coincidió en que la capacidad del Brigadier estaba colmada "en un 60, 65 por ciento". ¿Error de cálculo? Naaaaaa… Obsecuencia consuetudinaria, nomás.