martes, octubre 05, 2010

De rebote, a las alturas

Luego de meses de desconcierto, un triunfo no sólo nutre el ánimo de los jugadores, también potencia las expectativas del debutante. Sin embargo, bien valdría rascar un poco la cáscara. Analizar noventa minutos según la producción de cuarenta y cinco es contar una verdad a medias. Hacer hincapié en la muy buena actuación del primer tiempo, evitando examinar la respuesta del equipo durante el segundo es manipular la realidad. “Terminamos sufriendo”, sentenció el arquero una vez finalizado el encuentro. Y es exactamente en ese punto donde la victoria no debe nublar la observación profunda. Tampoco habría que soslayar la parte que le corresponde a un rival que ofreció innumerables ventajas hasta que decidió ajustar y complicar en el final.

El encuentro comenzó como un entrenamiento por los puntos. Enfrente, nadie ofreció resistencia; entonces el negro tocó y tocó hasta concretar en la red lo que mostró del medio campo hacia adelante. La propuesta ofensiva resultó de maravillas frente a un adversario que hizo las veces de espectador privilegiado. En la cancha dio la impresión de que solamente le faltó aplaudir. Así, el team sabalero entró en un estado de distensión, decidido a hacer un poco de fútbol a media máquina y confiado en que la diferencia era inigualable. Asegura el acerbo popular, que la confianza mata al hombre, pues a un tris estuvo la muchachada de pasar un sofocón debido a un exceso de seguridad en la ventaja. Todavía hay mucho por modificar. Hace falta trabajo.

Si bien el técnico presentó credenciales de ofensivo, la herencia que dejó el mayorista de humaredas no da para despilfarrar. Habrá que ver hasta dónde se anima, según el contendiente de turno. A pesar de que el fixture indica mitad de torneo, Colón está en fase inaugural; es hora de consagrar el tiempo al conocimiento mutuo y esperar el desarrollo de los acontecimientos para sacar las primeras conclusiones. Los próximos tres desafíos marcarán una tendencia y expondrán al entrenador a la evaluación general. Debido al aprendizaje que dejó el modelo anterior, las miradas escrutadoras caerán con extrema dureza buscando el lado flaco del discurso y el accionar. Cuidado. Ultimamente, los egresados de la escuela del sanateo parecen ser mayoría.


APOSTILLAS

Mente brillante. Dicen, en el más íntimo entorno del excelentísimo señor presidente, que le anda rondando una idea genial con vistas al futuro. Visionario como pocos, no sólo está llevando a cabo la remodelación del estadio, también pretende cambiarle el nombre. Ejemplos hay a montones. Mejor reemplazar un prócer histórico por uno contemporáneo. Hasta el bronce no para.

Reproducción asistida. Según dio a conocer el pasquinejo vernáculo, el cuerpo técnico, en menos de una semana, pasó de cinco integrantes a seis. Al parecer, el primer mandatario quiere aportar su granito de arena en pos de la desocupación cero. Se ofrece recompensa al primer socio que sepa cuántos billetes se llevarán los recién arribados. Secreto bajo siete llaves.

Humo rojo. “Yo nunca me iría de Colón para recalar en otro equipo (…) Ni se me pasa por la cabeza irme a otro equipo (…) No me iría ahora y a las dos semanas estaría trabajando en otro equipo. Eso es imposible.” Hace poco, con esos argumentos, difundidos hasta el hartazgo por el parodismo rastrero, el técnico que ya es historia, compró voluntades. ¿Qué dirá ahora la tribuna a sueldo?

Humor franchute. El chupalerche primero no está bien. “Afuera, los Fuertes hacían mucho ruido y esperaban por la salida del Bichi. Es que Coronel Borrego, el lugar de origen del goleador histórico sabalero, está muy cerca de Bahía Blanca.”, escribió y estampó su firma. No se sabe si el bus justo agarró un pozo o su notebook tiene las teclas cambiadas. ¡Patapúfete!