miércoles, junio 27, 2012

Heridos y chamuscados

El triunfo, la cantidad de puntos cosechados en el torneo, la despedida definitiva del goleador histórico, todo quedó en un segundo plano, eclipsado por el nuevo "affaire" que hoy jaquea a la falsa pertenencia. Ningún otro caso, de los muchos que anteriormente cobraron notoriedad, golpeó a la cúpula dirigencial como el protagonizado por quien, hasta hace unas pocas horas, ostentó el primer lugar en la línea sucesoria a la cinta de capitán. A la luz de los acontecimientos, muy atrás parece haber quedado el apoyo incondicional del -ahora ex- referente a la gestión y la cobertura que, en un claro gesto de agradecimiento por los servicios prestados, le fue brindada cuando se transformó en el artífice del mayor bochorno de la historia institucional.

En rigor, salvo para la masa anestesiada y el parodismo obsecuente que se arrastra por un incentivo mensual, este escándalo no revela ningún secreto de estado. Que no hay convicción para apuntar a grandes logros y que las prioridades pasan por otro lado, hace tiempo que es un secreto a voces. Lo cruel del asunto, como siempre en estos pleitos, es que hayan tomado estado público semejantes cuestionamientos al modelo y que hayan salido de la bocota de la que salieron. Para los afectados, recibir en la cara una impugnación por los intereses que se preferencian, por la calidad de las prestaciones, por la hipocresía imperante y la mediocridad establecida, es una traición imperdonable; y si viene de parte de un acólito del régimen, peor. De ahí las represalias.

La nota hilarante del entuerto la puso el impresentable vice, al salir a contragolpear por los medios. En consonancia con el discurso que suele enarbolar el primer mandatario ante situaciones por el estilo, la palabra "ingratitud" fue la más pronunciada. En el fragor de la réplica, no pasó desapercibido el blanqueo del papelón que facilitaron y apañaron hasta con ridículas operaciones de prensa. "El tendría que haberse hecho cargo de lo que pasó el año pasado y pedir perdón", vociferó como si no hubiera sido parte de la fantochada que, por ineptitud, ni siquiera supieron manejar. Con la perspicacia que lo caracteriza, olfateó una oscura intencionalidad en los dichos y rechazó de plano la guía para salir campeón. La deuda de más de un millón de pesos es apenas un detalle que no estuvo en discusión.


APOSTILLAS

Rojo furioso. Los hocicudos y maliciosos que nunca faltan, y que sólo buscan empañar una administración impoluta, salieron a decir que la ejemplar entidad mantiene deudas con el personal efectivo, que está haciendo retención indebida de aportes y que esconde empleados en negro. El excelentisimo señor presidente, como corresponde, negó todo. ¡A llorarle a papá!

De liga. La relación entre el joven secretario técnico y los referentes del plantel no es color de rosa. A los palos lanzados por el hereje en desgracia se agrega una data tirada, rapidito y al pasar, por las huestes del maestro. Mientras el primer equipo empataba tristemente su encuentro por la decimoquinta fecha, el susodicho despuntaba el vicio por otro deporte de élite. ¡Hoyo en uno!

Pura cepa. En su última semana de exposición, el goleador histórico se fue al mazo. A raíz del revuelo que provocaron sus manifestaciones en contra del rival de la última fecha, por un pedido de arriba, salió a aclarar que no quiso decir lo que dijo. De paso, y por si las moscas, desestimó la posibilidad de otra cuestión a la que supo adherir en su momento. La incentivación es mala palabra.

Duda existencial. Al parecer, con la ida del líder negativo dio comienzo el éxodo de la camarilla. A pesar de recientes declaraciones, que daban cuenta de un arreglo casi consumado, la renovación del guardameta todavía está en veremos. Una deuda -otra- dilata el cierre del acuerdo. Sus íntimos susurran que el desmembramiento de la banda también lo inquieta. Prioridad en suspenso.