martes, octubre 23, 2012

Sin el pan

Un prócer contemporáneo, quien supo acuñar célebres sentencias para la posteridad, solía decir que la duodécima fecha definía aspiraciones y potencialidades. En esta oportunidad, el capítulo anterior, marca una tendencia difícil de revertir. Mitad de tabla y a seguir penando en la intrascendencia. Después de un buen comienzo, todos se preguntan qué pasó, por qué el equipo cayó en un tobogán individual y colectivo. Las opiniones están divididas. Responsabilidad del entrenador, bajos rendimientos en puestos clave con injerencia directa en la producción de conjunto, la exigencia física que implica la doble competencia, la falta de mentalidad ganadora, los desencuentros entre asesores con pedigrí, la dispersión dirigencial, las barrabasadas del primer mandatario.

El mejunje que demuestra la escasa cohesión general para enfocar los esfuerzos en un objetivo importante, habla a las claras de los intereses personales que siempre se anteponen a los logros institucionales. Una marca registrada de la falsa pertenencia. A esta altura parece que ni la intervención de un cuerpo técnico serio y responsable puede torcer la historia en favor del máximo anhelo de las gradas. Lo peor del caso es que con el "momento negativo", tal y como lo definió el capitán del barco, no sólo se vino abajo la cosecha de puntos, también se desplomó la cotización de la joya que, según la visión de ciertos gurúes de la humareda, tenía destino estratosférico. Algunos, pensando en el color de los billetes, están lamentando más el decaimiento del purrete que el del equipo.

Así las cosas, con un panorama sombrío, el plantel enfrenta en pocas horas la definición copera. Un resultado adverso, complicado de rectificar considerando las circunstancias. De visitante y arrastrando la pesada carga de las últimas derrotas que acechan amenazantes, pretendiendo arruinar cualquier intento de superar obstáculos. El "partido clave" puede darle al conductor una pauta para decidir su futuro respecto del ciclo. Sin la posibilidad de pelear por los primeros puestos del torneo y sin el pase en el certamen paralelo, sus propias expectativas pueden caer en picada. No sería el primero en abandonar una nave debido al desgaste natural que se da cuando las metas van cayendo una a una sin despeinarse. Si decide seguir remando, deberá tomar conciencia de que lo hará solo y contra la corriente.


APOSTILLAS

Intrusos. A raíz del revuelo que se armó por su pedido de más compromiso y entrega, el primer mandatario puso de cabeza al parodismo vernáculo. Lo culpó de armar un escándalo para compensar la falta de noticias durante el receso. Dijo que los protagonistas que le salieron al cruce no dijeron lo que dijeron y defendió su forma de comunicarse con la gente. Demagogia barata.

Aplazados. La sucesión sigue siendo el tema que le pone los pelos de punta a más de uno. Ante los insistentes rumores que indican que ninguno de sus impares de comisión directiva sería el ungido, los cuchicheos de desaprobación tintinean cual campanada de domingo en el mismísimo círculo íntimo. Al parecer, quien más rechazo genera es el goleador histórico. La ingratitud al palo.

Convicciones. Sin querer queriendo, el entrenador tildó al excelentísimo señor presidente de ignorante. "A veces se confunde actitud con juego", señaló en un intento por interpretar el tuit de la discordia. Luego de la derrota, defendió a sus dirigidos y, como es costumbre, asumió la responsabilidad por el mal trance. Frente a las cámaras reconoció la cruda realidad: "Es inútil pensar que vas a pelear allá arriba".

Infama. Al maestro le cayó torcida la acusación del pope rojinegro. Todo lo malo siempre es culpa de la prensa. No le molesta tragarse cualquier sapo, pero cuando le echan la culpa de armar tole tole salta como leche hervida. Su relator, conocido lengua suelta, no se anduvo con chiquitas. "Palabras que no le ganan a nadie, con cero beneficio para Colón", regurgitó en su particular jerigonza, acusando recibo.