domingo, agosto 13, 2006

Una cuestión de estrategia pura


En los malos momentos debe primar la frialdad, no sólo para analizar concienzudamente lo ocurrido sino para pensar en alternativas válidas con vistas a remontar la corriente adversa. La clave puede estar en encontrar el esquema adecuado para salir a la cancha con lo que hay, intentando que las debilidades del conjunto jueguen a favor y no en contra. ¿Cómo? La idea futbolística de Toresani –todavía ausente en el campo de juego– se puede intuir pero éste no es el tiempo de aplicarla. La pretemporada y estos dos primeros partidos lo han confirmado de manera rotunda. Colón de Santa Fe necesita cambiar antes que la seguidilla de derrotas induzcan a la dirigencia a tomar el camino más fácil: forzar el reemplazo del cuerpo técnico.

Hacerse compactos atrás, salir buscando a Giovanni y con los dos puntas esperando el pase largo del colombiano de frente al arco para definir. Tan sencillo como aguantar en el fondo y jugar de contragolpe. Así salieron de situaciones complicadas otros equipos en la búsqueda de sumar puntos. Puede no gustar, pero no hay demasiadas alternativas. Aquí es de vital importancia la estrategia. Saber acomodar las líneas usando al mango la astucia suele ser efectivo dependiendo de las circunstancias.

Esta tarde todo volvió a salir mal. Tombolini no sacó una. La defensa hizo agua por todos lados. El mediocampo fue intrascendente. La delantera no existió. Considerando estas condiciones ¿de qué sirve ser solidario? ¿Acaso el desastre futbolístico se reduce sólo a una cuestión de viveza? A la vista de los hechos las palabras del técnico suenan vacías. En este caso la “viveza” debe demostrarla el entrenador, parando a los once de manera que los condicionamientos se capitalicen en el haber. El reverso de la hoja quizás no sea tan descabellado. Virar el ángulo de la perspectiva puede resultar una opción válida. Colón no debería salir a ganar –ya quedó demostrada su incapacidad–. El sabalero debería esperar firme atrás, dejar que el gasto lo haga el adversario y aguardar, agazapado, la oportunidad de convertir. Para tener en cuenta.

La contundencia de los resultados padecidos por Colón no deja espacio para insistir con la misma táctica. No funciona y punto. Teniendo en cuenta las limitaciones de los recursos y la falta de variantes para el recambio no hay mucho más para examinar. El diagnóstico no es alentador y la enfermedad puede ser terminal. Un antídoto aplicado a tiempo puede ser tan eficaz como un triunfo en la agonía de los noventa minutos.


APOSTILLAS

Una tribuna visitante vacía provoca tanta desolación como una derrota por goleada. La charlatanería dirigencial de Colón debería poner un poco más de énfasis en el acompañamiento al equipo cuando sale a pelearla afuera. Sin prebendas, pero demostrando verdadero interés en que el sabalero se sienta apoyado lejos de la localía.

La costumbre del periodismo vernáculo de menospreciar los triunfos de los rivales de Colón ¿es una táctica para disminuir las toneladas de insultos que reciben cada vez que aparecen por el Brigadier? ¿O es una postura olfa para no perder el beneplácito de los popes rojinegros?

Un interrogante como para ir pensando con tranquilidad, haciendo abstracción de los malos resultados. Este campeonato lo empezó un Julio César… ¿lo terminará otro Julio César?

Quedó demostrado que el “sentido de la pertenencia” es una payasada atómica que le resbala a todos los jugadores foráneos. ¿Qué otro truco tiene en la galera esta comisión directiva para incentivar el buen rendimiento de los muchachitos no nacidos en tierras santafesinas?