
Partido raro. Tal vez el culpable haya sido el viento norte, ese que se contenta al perturbar la atmósfera de agosto desparramando trastornos a troche y moche. Sabido es que sólo supera su influjo quien toma los mayores recaudos. Y Colón tomó todos los que tuvo a su alcance, no sin antes pasar por una variedad de estados posibles. Dominó, padeció, se recuperó, volvió a padecer y, al final, liquidó. Después de ocho años sin ganar en el norte, el triunfo tiene su mérito. Ni que hablar de lo que significa la victoria de visitante, frente a un adversario directo, con contundencia y buenos pasajes de fútbol colectivo. Falta un poco para encontrar el equipo, pero no hay dudas de que se está en buen camino.
Un somero resumen de los noventa minutos puede resultar ilustrativo. Ni bien transcurrieron unos instantes de iniciado el encuentro, dio la impresión de que si el sabalé abría el marcador, podía darse una goleada. Al rato nomás emparejó el trámite el rival y las posibilidades comenzaron a repartirse. Cuando la cosa ya pasaba de castaño oscuro apareció el pizarrón y la balanza se inclinó abruptamente para el lado visitante. Los espacios se abrieron y con campo a disposición, y viento a favor, llegó el zapatazo del año. Luego del descanso, hubo que soportar la embestida hasta que llegó el tercero; el cuarto estuvo como de más, sin embargo sirvió para que el Tito vuelva a encontrarse con el gol.
Para destacar, en el plano general, quedan las variantes de ataque; de cabeza, jugadas preparadas, de pelota detenida, de media distancia, y con la posibilidad de que cualquiera puede llegar al arco contrario; aunque comienza a resultar un tantito preocupante la sequía de los delanteros. Para corregir, ciertas indecisiones del guardameta y algunos desacoples en defensa. Lo cierto, es que el equipo ganó en confianza y si bien algunos jugadores todavía no encuentran su lugar en la cancha, la actitud de pelear, de buscar, de aguantar, de imponer presencia en cada centímetro del campo de juego le cambió la cara a este remozado team rojinegro que tiene licencia para animarse a más.
APOSTILLAS



