domingo, febrero 18, 2007

Mano a mano


El sueño de los tres puntos duró 85 minutos. Cuando todo el estadio celebraba la inhumación del primer elefante, el mastodonte resucitó y rescató un empate. Lo malo fue que el triunfo estuvo ahí nomás, al alcance de la mano y se escapó por poco. Lo bueno, es el equipo. Demostrando ante su gente, en esta segunda presentación, que está preparado para alcanzar grandes logros, que la categoría no corre peligro y que puede aspirar a mucho más que a una gris posición en el medio de la tabla. Con un once seguro de sus convicciones y firme en su actitud, los objetivos ambiciosos ya no se vislumbran como una utopía. Las expectativas crecen a la par de los puntos.

Colón, ayer, corroboró que el resultado de la primera fecha no fue casualidad. Nuevamente Falcón, González y Centurión, esta vez muy bien acompañados por Grisales, fueron la médula de un combinado que se movió al compás de un mediocampo que contiene en la misma medida que genera. Sin dudas, la joyita de Emanuel perdurará por tiempo indeterminado en las retinas colonistas como un gol antológico más allá del empate que estropeó una noche donde se estuvo a punto de retomar la historia. Lo más flojo, el ataque. El gran definidor fue importante en el fondo, colaborando atrás, pero torpe e incapaz de cara al arco rival. Conclusión: a un delantero con esas dotes bien se le podría recomendar que se dedique a otra cosa.

Quien puede estar satisfecho es el entrenador rojinegro, porque el equipo no sólo funciona a la medida de sus requerimientos sino que se atreve a más. Si por algo sorprende este remozado Colón de SF es porque no se queda en la especulación característica del estilo JCF, sino que rompe el molde y encara sin vacilar hacia el área contraria, con el atrevimiento de los volantes como punta de lanza. Sus discípulos van al frente buscando superar cuanto obstáculo se cruce en el camino con calidad y suficiencia y lo consiguen. Hasta el momento, los nombres que reforzaron el plantel han demostrado que poco y bueno es mejor que mucho y mediocre. Cuesta creer que sólo tres variantes en la zona neurálgica del campo, hayan bastado para cambiarle la cara al descalabro del torneo anterior. Mérito indiscutido del DT.

Esto es sólo el principio, pero uno auspicioso. Tal vez la confianza sea excesiva, tal vez no. Lo cierto es que este inicio se percibe diferente; sin estridencias pero aplomado, sin éxtasis pero sereno. El transcurrir de las fechas irá delineando las certezas. Los primeros encuentros sin finales adversos son importantes para consolidar el grupo y el esquema de juego. Seguramente, el técnico sabrá, desde el trabajo cotidiano, fortalecer lo que resta aceitar. No habría que olvidar tampoco el banco de suplentes, donde hay prometedoras variantes para cambiar el aire de la ofensiva en caso de ser necesario. Esta vez el panorama pinta distinto y el futuro también. Sólo es cuestión de calmar la ansiedad.


APOSTILLAS

Con gusto a mucho. El pasquinejo local vio otro partido. El aplauso generalizado del final no dejó lugar a dudas. A la gente le gusta el equipo y el apoyo será incondicional si se mantiene el proyecto futbolístico que se mostró hasta ahora.

El corresponsal local de prestigioso matutino porteño ¡es triste! ¿Frustración? ¿Fantasmas? Mejor que siga con la economía social. Para entender de fútbol y del simpatizante colonista le falta un buen trecho.

Otro que no parece santafesino. ¿Será sólo respeto por la línea editorial o habrá algo más? La pluma vernácula de popular diario deportivo de circulación nacional se esmeró en destacar a la visita. ¿Y si mejor se muda a Baires?

Veo, veo. El árbitro no vio un penal. El Tito no vio el arco. Y pensar que GL dijo que iba a ser "el mejor delantero del país". ¿No lo habrá quemado? Carne de diván, sino siempre queda la alternativa del oftalmólogo.