jueves, septiembre 24, 2009

El fenómeno chatarra


Hace un par de días, la misma pagineja virtual que dio cuenta de una declarada lucha de poder entre dos laderos del excelentísimo señor presidente, publicó una deplorable –desde todo punto de vista– nota al impresentable vice primero, donde el triste personaje no hizo otra cosa que exudar su menesteroso nivel intelectual, su raquítico sentido común y sus excelentes dotes de barra brava con cargo y a sueldo. ¿Será, acaso, por estas destacadas virtudes, tan propias de su elemental personalidad, que le está siendo arrebatado el lugar de preferencia, que otrora ostentó con tanta verborragia desencajada, en el estrecho y selecto entorno del primer mandatario?

La cuestión es que en la declaración de marras no sólo intentó reposicionarse en la estima del “biondo gnocchi” utilizando un discurso básico y ordinario, sino que puso en un brete a la institución, al descalificar, de todas las formas posibles –de acuerdo a su escasa capacidad de raciocinio–, a los vecinos de enfrente, apelando a una falta de respeto digna de la peor tribuna. Como si su objetivo fuera congraciarse con la gavilla que banca a fuerza de carnés con cuota al día, se despachó en contra de quienes son sus pares, no sólo en el ámbito del fútbol profesional sino también en la liga, pisoteando las buenas relaciones que en algún momento se jactó de haber impulsado.

Este inefable esperpento, que bastardea términos propios de las ciencias políticas sin saber siquiera qué significan, que habla de “buena administración” cuando el director regional de la afip señaló públicamente que en estos tres años y pico de gestión lercherista se ha generado una deuda millonaria con el fisco, que dice estar muy ocupado monitoreando la cantidad de obras encaradas por esta pródiga comisión mientras los sanitarios de la cancha dan asco, que gusta de manejar a la prensa vernácula como si fuera una claque domesticada, que amenaza con llevar a tribunales al parodismo devenido en crítico, aspira a ser el número uno en la línea sucesoria. Espeluznante.