domingo, febrero 20, 2011

Ruidos molestos

La cronología de los hechos -y dichos- ayuda a armar la historia. Después de las fallidas primeras actuaciones de preparación se le escuchó decir: "Trataremos de llegar al ciento por ciento, pero lo más probable es que no lo logremos". Con los últimos buenos resultados de pretemporada en el bolsillo afirmó: "Estamos en un gran momento". Luego del triunfo con el que se abrió el torneo canturreó: "Lo mejor de Colón está por venir". El viernes, los descargos brotaron cual mosquitos después de una lluvia de verano. "Estamos lejos de la identidad que pretendemos (...) Damián está impreciso (...) el estado del campo de juego (...) el perro viene de mucho tiempo sin jugar (...)" y demás etcéteras. Entonces ¿en qué quedamos?

Lo cierto es que el sabalé cada fecha que pasa juega peor. Rendirse ante las evidencias es lo mejor que puede hacer el técnico. O él no sabe transmitir el mensaje o sus dirigidos son de piedra. ¿Y qué tal si la muchachada no se siente cómoda con su propuesta futbolística? Este plantel, con tanto cacique queriendo manejar a la indiada, da para todo. El mismo entrenador confesó, ante la requisitoria parodística post partido, quizás sin darse cuenta, que habló sobre las incidencias del match "con tres o cuatro jugadores". Alguien debería contarle cómo terminaron los que acudieron a los referentes para encaminar la cosa. Por otro lado, habrá que ver hasta dónde acompañará la afición -la no amordazada- sin exteriorizar disgusto.

Por lo pronto, el próximo trámite está asegurado -salvo hecatombe total-, así que hasta la cuarta contienda reinará la calma. De ahí en más, si la cuestión no mejora, el panorama pasará velozmente de castaño a oscuro porque, jugando de esta forma, hasta imaginar un puestito en mitad de tabla parece una utopía. Un rápido vistazo a lo que se ha mostrado en cancha dispara una pregunta casi obvia. ¿Hay material para esperar un funcionamiento acorde con la idea de buen fútbol que pregona el dt en cada declaración pública? El presente indica que las intermitencias, el desequilibrio en las líneas y la confusión generalizada marcan el camino. En los protagonistas recae la responsabilidad de gambetear los murmullos.


APOSTILLAS

Bolsa de cemento. En su última presentación pública, el primer mandatario afirmó confiado que el negro estaba "preparado para superar los veintiséis puntos", gracias a "un plantel y una infraestructura como pocos clubes tienen". No entender nada de fútbol tiene sus consecuencias. Por ahora, las obras tapan el frondoso bosque. La afición tendrá la última palabra.

Pelotazo en contra. El vocero mudo, cada vez que abre la boca mete la pata. Consultado acerca de las declaraciones del entrenador respecto de los inconvenientes con los permisos de trabajo de las dos incorporaciones extranjeras, motivo por el cual no pudo tenerlas en cuenta para este cotejo, manifestó, con indisimulable perplejidad, "desconocer" el hecho. ¿Cortocircuito?

Cadena de mandos. No sólo le gritó en varios pasajes del partido, también lo reprendió camino a los vestuarios una vez finalizado el encuentro. El defensor mundialista descargó su fastidio con el hijo pródigo, quien, como joven bien educado, agachó la cabeza y aguantó el chubasco con su característico estoicismo. ¿A quién le rendirá cuentas de sus errores el fana del motociclismo?

Asesor pirincho. Como presiente que se viene la noche, el chupalerche primero ya está aconsejando al técnico acerca del esquema de juego. Quiere doble enganche para inyectarle más volumen futbolístico al anodino sistema visto hasta ahora. Lamentablemente, sus antecedentes lo condenan. Quienes tocaron la puerta de su consultora todavía lloran el papelón atómico que les hizo pasar.