sábado, marzo 03, 2007

Volvió una noche


La confianza mata al hombre. Y nadie mejor que Colón para asegurarlo. Este equipo superado entendió que la parada venía fácil y el tiro le salió por la culata. En el mejor de los casos, el traspié de anoche, bien vale para volver a la realidad que señala el promedio. Doce puntos jugados, cinco cosechados. Es cierto que falta mucho; sin embargo, las frías cifras que devuelve la tabla disparan el alerta y obligan a una urgente recuperación para retomar la senda del rendimiento demostrado en los primeros encuentros. Todo indica que lo de ayer fue un lapsus. Seguramente será la primera y última vez que el sabalé subestime al rival de turno. En este sentido, es esencial volver a la concepción inicial de salir a la cancha bien plantados, y sobre todo concentrados, para evitar las sorpresas desagradables, difíciles de remontar.

Era sabido que las ausencias iban a resentir el esquema de juego. Un par, que aporta grandes dosis de calidad y entrega, es complicado de reemplazar; al parecer, habrá que prever la posibilidad de afrontar, en otros momentos, igual circunstancia porque los nervios están jugando un papel exageradamente importante en el plantel. Será cuestión de que JCF ajuste algunos tornillos, desplegando toda su convincente verba, a fin de tranquilizar ánimos y concientizar a la muchachada de lo imperioso que resulta conservar la formación partido tras partido. Si bien el rojinegro demostró no verse resentido en demasía con diez en la cancha, lo ideal es consolidar a los mismos once a lo largo del torneo para afianzar el estilo futbolístico pretendido por el entrenador.

Si de rescatar algo bueno se trata, otra vez el alma y el empuje demostrados en el segundo tiempo volvió a relucir más allá del resultado. La expulsión de Esmerado, injusta al decir del protagonista, despertó el amor propio del negro que inclinó el campo hacia el área adversaria. Faltó la cuota de suerte necesaria –tal vez agotada en la pasada fecha– para que el palo izquierdo del arco visitante no impidiera el empate de Goux cuando expiraba el encuentro. De todas maneras, Colón debe buscar triunfos y más triunfos, las sumas mínimas no sirven demasiado. Habrá que esperar para confirmar si el fervor y la seguridad que contagió el equipo en las tres primeras fechas regresa con Teté y Falcón; no sólo para asegurar la vuelta a la normalidad, sino también para devolverle la tranquilidad a la parcialidad colonista.


APOSTILLAS
“Es un cachetazo que espero le sirva al grupo”, dijo con un hilo de voz el DT, quien a pesar de los gritos y las indicaciones no pudo ordenar el descalabro del primer tiempo. Moraleja: ante todo, la humildad.

No sólo los jugadores pecaron por suficientes. Los lechuzones radiales locales anticiparon un resultado positivo y la pifiaron como los mejores. Para la próxima se recomienda mutis por el foro.

El Huevo volvió a abrir la boca y a destrozar a la directiva colonista. A pesar de la pésima experiencia, la llama continúa viva: “Los dirigentes pasan, pero el sentimiento sigue”. Acertadísimo.

Lo traicionó el subconsciente. ¿Así que Goux se perdió el gol porque la pelota “rebotó en el palo de un Tombolini ya vencido”? La pluma vernácula de popular diario deportivo de circulación nacional va a tener que largar el fernet.