miércoles, octubre 03, 2012

Milagros inesperados

Acallados los ecos de la decepción, que no pudo ocultar ni siquiera el despliegue de parafernalia copera, el lance ofrecía una posibilidad para la recuperación en términos futbolísticos y numéricos. En la previa, un compromiso complicado, atendiendo a la calidad y aspiraciones del rival y al duro golpe que se hacía necesario superar en el menor tiempo posible. Sepultar las dudas de la afición, que a raíz de los últimos resultados ya le había bajado el pulgar a las potenciales ambiciones, parecía una empresa harto espinosa debido a la merma en el rendimiento, el agotamiento físico y el golpe anímico que le propinó la derrota en la contienda internacional. Para el asombro general, el trámite resultó tan simple como expeditivo.

Con el encuentro prácticamente liquidado a los treinta y dos minutos del primer tiempo, la incrédula parcialidad no entendía quién estaba más sorprendido, si el irreconocible local, por verse superado en todas sus líneas, o el singular visitante, ante tanto derroche de efectividad y contundencia. Luego de salvar un minúsculo sobresalto, la indiscutible victoria movió los cimientos de lo que horas antes parecía sentenciado; no sólo levantó la autoestima de la muchachada, también reavivó las esperanzas de quienes habían firmado la resignación en los dos frentes. Después del triunfo sobre uno de los serios candidatos al título, la mayoría confía en que es posible revertir la adversidad en la competencia paralela y escalar en la vernácula.

Lo cierto es que el triunfo podría calificar como un sacudón imprescindible para retomar el camino emprendido en las primeras fechas, y abandonado debido a los últimos traspiés, o como una repentina y fugaz reacción con fecha de vencimiento en el corto plazo. Teniendo en cuenta el fallo de la historia reciente, pocos apuestan por la primer opción. En cuanto al entrenador, movió algunas fichas y logró salir airoso de la engorrosa coyuntura; relegó al banco de suplentes a tres pesos pesados y depositó su confianza en un par de viejos conocidos que no lo defraudaron. El desafío ahora es enfrentar los trances venideros con el mismo espíritu con el que se aprovechó de uno de los mejores equipos del certamen. Pavada de reto.


APOSTILLAS

En la clandestinidad. Ofuscado por los rumores malintencionados, el excelentísimo señor presidente salió a desmentir los problemas de cartel entre los goleadores históricos; sin embargo, uno todavía no firmó contrato y el otro aún no tuvo presentación oficial. Las desprolijidades, emblemas de la gestión, pueden ocasionar más de un dolor de cabeza. Para colmo, en la guerra fría, todavía no está todo dicho. ¡Atenti!

En el horno. El impresentable vice está enfrascado en la lucha, que es cruel y es mucha, por la sucesión. Lamentablemente, aunque intente cambiar el tono y la postura, no figura ni a placé en la consideración del primer mandatario, quien necesita un candidato potable y el interesado no da con el perfil adecuado. Los últimos cortocircuitos, mellaron la relación que nunca fue del todo incondicional. Por interés siempre bailaron los monos.

En la mira. El guardameta está siendo observado con lupa. En cualquier momento puede acompañar a los históricos que hoy decoran el sector de relevos. La situación lo tiene algo alterado, por tal motivo cortó el diálogo con la prensa, a la que culpa por las desmedidas críticas. Intimamente está convencido de que cierto sector del parodismo pone a la parcialidad en su contra y hasta puede inclinar la balanza a favor del segundo.

En el chiquero. Chapaleando en el lodo de la obsecuencia, el chupalerche primero aprovechó la abultada victoria para levantar la alicaída imagen de la muchachada. Entre exageración y exageración, no ahorró elogios para el pobre desafectado de la celeste y blanca alternativa. Se nota que no está muy acostumbrado a ver jugadas de excelente factura, cuando entra en éxtasis con una más o menos decente. ¡Enorme, monumental, brillante!