sábado, abril 17, 2010

Ebano y marfil


El adora ser el centro. Justamente, esa es una de las razones por las que decidió que SF debía ser su lugar en el mundo, pues en ningún otro lado sería merecedor de tanta idolatría. La ecuación es sencilla. El rey de la comarca sabalera sabe que una marca histórica lo posicionó en lo más alto de la estima de una masa que no conoce de razonamientos profundos ni de reflexiones trascendentes. Lo que pasa por los pies, nunca llega a la cabeza. En tierra conquistada, la multitud de súbditos la tiene asegurada. Sólo así se entiende la caterva de serviles que salieron en su defensa esta semana, cuando su nombre quedó en el ojo de la tormenta por un supuesto acto de discriminación racial. Cuestión incomprobable sin testigos presenciales.

Más allá de este último caso, el veterano goleador tiene un vasto prontuario en igual sentido. Sólo hay que remitirse a los últimos sucesos que lo tuvieron como protagonista en hechos similares. El año pasado, mantuvo una polémica con un jugador del último rival del rojinegro, de quién dijo, entre otras cosas: “Yo sé de dónde viene, conozco muy bien su vida y su familia” (¿?). Resulta obvio que su intención no fue destacar la alcurnia de los orígenes del apuntado. En el mes de febrero, en ocasión de la disputa del segundo encuentro de la fase eliminatoria de la copa, tuvo conceptos despectivos para con el árbitro del encuentro por su condición de “paraguayo”. Debido a semejantes antecedentes no sería extraño que haya dicho lo que dice el afectado que dijo.

Tampoco llamó la atención la supina ignorancia con que los medios vernáculos trataron el tema. Dejando de lado los interesados conceptos del séquito obsecuente, que no sabe hacer otra cosa que palmearle el hombro al interminable delantero como si su subsistencia dependiera de hablar maravillas de él, el resto intentó trazar un parangón entre el insulto común y corriente, que todos los protagonistas regurgitan en medio del fragor de una contienda, con un directo ataque verbal de tinte racista. Dos asuntos bien diferentes. Por algo existe legislación al respecto. De todos modos, lo más probable es que el incidente no pase a mayores, aunque ambas partes hayan amenazado con denuncia formal de un lado y carta documento del otro. El color no hace la diferencia.