martes, octubre 22, 2013

Atrapado sin salida

Nadie debería sorprenderse. Este es el resultado de casi una década de imposturas, gustosamente deglutidas sin el más mínimo sentido crítico. Vivir de apariencias fue lindo mientras duró, ahora toca reconocer la desidia intelectual que le dio carta blanca a los hacedores de este triste presente. Tal y como presagiaba el derrotero de la falsa pertenencia, agotados los recursos económicos, el relato quedó entrampado en el cepo que le impuso la realidad. Un plantel macerado en el zumo de la mediocridad, un entrenador siempre listo para colaborar con el ocultamiento de la miseria enquistada en las venas institucionales y una dirigencia inepta a la que se le descubrió, de pronto y toda junta, la mugrosa basura que intentó ocultar durante años bajo la alfombra.

Son muchos los responsables, son muchos los cómplices, son muchos los afectados. Destapada buena parte de la purulencia, el dilema que se presenta tiene el rostro de la incertidumbre. ¿Cuánto queda por salir a la luz? ¿Cuán dañino es el perjuicio? ¿Hasta dónde son capaces de llegar? ¿Qué posibilidades existen de revertir el estrago? ¿Y si la patología fuera terminal? Demasiadas preguntas para ninguna respuesta. Lo único concreto es que la mesa chica se encuentra atrapada en su propia telaraña. Algunos ingenuos piden apertura, olvidando un principio básico del derecho penal. Correr el velo del oscurantismo que hoy reina sobre los manejos de la gestión significaría declarar contra sí misma. Ninguno, partícipe directo o indirecto, está dispuesto a inmolarse a lo bonzo.

Confiados en la costumbrista pasividad de la masa societaria, los cráneos que están hundiendo a la centenaria asociación sin fines de lucro, seguirán aferrados a la anodina expresión que ha sido su precepto de cabecera desde que desembarcaron en el terreno de lo posible sin control. Apostar a un golpe de suerte que disuelva el malestar reinante y por ende cualquier intento de interferencia no deseada. Si durante tanto tiempo supieron gambetear cada uno de los embates que, por todos los medios posibles, emprendió en soledad la oposición en defensa de los intereses de la entidad, está claro que sólo un certero camino al descenso es capaz de empujarlos a la huida sin retorno. Así como sabiamente suele describirlo el acervo popular.


APOSTILLAS

Estado irreversible. Mientras siguen apareciendo pústulas de podredumbre por todos lados, el excelentísmo señor presidente no para. Hace acto de presencia en un entrenamiento pero se pierde los saludos el día de partido. Viaja a suplicarle un mango al don en nombre de la obsecuencia y recorre los pasillos de tribunales en calidad de procesado. ¡Ojo con el bobo!

Hasta las manos. Dicen las malas lenguas que la justicia cachó en paños menores al impresentable vice y ahora le está haciendo marcación hombre a hombre. Conocida es su predilección por las callejuelas de los bajos fondos y no precisamente para catequizar a ovejitas descarriadas. Lo de alma caritativa no se lo cree nadie. Las malas compañías pueden llevarlo a la perdición.

Primeras armas. Una cosa es la actuación para el under y otra es dar la cara ante el gran público. Lo que no quiso hacer el conductor envalentonado lo hizo un purrete por amor a la camiseta. Con hidalguía enfrentó a las cámaras y se cargó al hombro la responsabilidad de explicar la derrota. El profesionalismo no es un disfraz impuesto pero por algo se empieza. No todo está perdido.

Camisa de fuerza. El chupalerche primero también está para la internación. Primero no entendía cómo, si la barra estaba paga, cantaba en contra del primer mandatario; días después, reconoció que la banda que anima la fiestita "anteriormente adepta o afín, ahora se le dio vuelta" por razones económicas. Prestarle atención cuando habla es un trabajo insalubre. Leerlo, la muerte segura.