
Puso primera y amagó con llevarse a todos los muchachos por delante. Terminó marcha atrás, espiando por el retrovisor la indiferencia de su gente. El discurso del entrenador en cada previa suena a lección aprendida de memoria por un estudiante que aspira a zafar del reprobado con un miserable cuatro. Cayendo en todos los lugares comunes que dicta el manual del mejor fútbol, dice querer un equipo agresivo, con buen manejo de pelota, que ejerza mucha presión en la mitad de la cancha, equilibrado en todas sus líneas, que priorice el orden y jugadores versátiles que sepan interpretar el libreto. Los obsecuentes suelen emparentarlo con un ex técnico de la celeste y blanca como si de un discípulo dilecto se tratase; otros, lo destacan como estudioso, obsesivo y trabajador. Hasta ahora, sólo demostró calificar para aprendiz de mediocre.
Después del híbrido empate, en la conferencia de prensa post partido, la homilía se tornó nebulosa. "Me voy preocupado por el resultado pero satisfecho porque en el primer tiempo me parece que fuimos aceptables", divagó. Demasiado poco para una alineación de características ofensivas, que consiguió pasar al frente en el marcador gracias a un regalo del rival, que después decidió hacer tiempo y que planteó una estrategia mezquina para aguantar los cuarenta y cinco minutos finales en su propio "templo". Una mención especial merecen las lesiones que golpearon a tres protagonistas que no estaban aptos para encarar el compromiso. El feroz delantero había avisado con anticipación que no llegaba a los noventa, el veterano defensor fue incluido sin pasar el test del ciento por ciento y el seleccionado merecía descanso. Error tras error.
Los optimistas apelaron al trillado "esto recién comienza" para no entrar en la vorágine de la ansiedad descontrolada; los exigentes, ya empezaron a mascullar bronca con la magra estadística del técnico pegada en la frente. El conjunto está en formación y en manos de un conductor inepto y sin personalidad para poner en caja a un grupo desgastado al que se intentó remendar con un puñado de caras nuevas que recién está pispeando cómo viene la historia. De todas maneras el torneo se presenta interesante. Habrá que ver si las incorporaciones de jerarquía confirman en el campo lo que exhiben en los pergaminos; si podrán amalgamarse con justeza a los soldados del fracaso reciente; si la enfermería no estará más atestada que de costumbre; si los objetivos se tornarán comunes a todos los involucrados o si sólo quedarán en la mera declamación afectada.
APOSTILLAS



