domingo, agosto 26, 2007

Adentro gana, afuera pierde


Puede que no guste el Colón de los últimos dos encuentros, pero lo importante es haber conseguido encauzar dos aspectos futbolísticos que en principio parecían difíciles de revertir: por un lado, la contundencia a la hora de enfrentar el arco rival; y por el otro, el manejo de los tiempos y la consecuente defensa del resultado. Ahora sólo falta encontrar el equilibrio que permita afianzar el estilo de juego que no sólo el técnico busca, sino el que toda la afición siempre añoró. Respecto del capitán, puede decirse que, por el momento, salvó el pellejo; aunque es difícil obviar las incomprensibles desinteligencias que suele tener con su defensa. Para reclamarle al dt, el tardío cambio de Enría; y por supuesto su reemplazante. LA debería haber aprovechado el trámite del partido para darle minutos en cancha a Quinteros.

Pero claro, los colonistas ya saben que la alegría total no existe. La mañana del viernes se dio a conocer una noticia que cayó como patada al hígado. La Afip presentó una “denuncia penal” contra la institución, ex directivos, ex jugadores, ex entrenadores y hasta ex alcanza pelotas. Como era de esperar, ante el ¡escandaloso! dictamen del juez, el fisco no perdió el tiempo y salió con los tapones de punta. Y hasta el benemérito magistrado la ligó (“prevaricato” no es moco de pavo). Lo concreto es que hoy, en SF, hay unos cuantos que andan con la cola entre las patas. Entre ellos, el actual tesorero; nombre que logró perpetuarse en el tiempo –al mejor estilo político corrupto–, a pesar de que los presidentes cambiaron en tres oportunidades. A todo esto, el pobre GL no gana para sustos, sale de una y se mete en otra.

En los medios, los ecos fueron dispares. Mientras en la emisora académica se tomó el tema con pinzas –no era cosa de meter la pata o herir susceptibilidades–, en los mediodías enredados se despacharon con un pormenorizado informe –claro y contundente– que no dejó lugar a dudas acerca de lo que vendrá. Por el lado de los “me da cuiqui emitir opinión”, sólo más de lo mismo; kilos y kilos de nada. El temporal se desató cuando el partido fue historia y el monje negro no tuvo mejor idea que repartir elogios hacia el innombrable y a desafiar a quienes, dijo, “tienen puesta la sotana roja” –léase los que no se dieron cuenta que pegándole a uno le daban por elevación al otro–. Por su parte, la cd ya tomó distancia de las declaraciones de LH, profundizando el quiebre intestino. Se espera que mañana, las spikas ardan.


APOSTILLAS

Yo no fui. Ninguno quiere quedar pegado. Desde cabina y desde estudios, durante la transmisión del partido y ante los dichos de LH, en la 91.5 todos se apuraron a aclarar que no usaban “sotana roja”. Incluso se escuchó «por lo bajo»: “Yo uso pulóver azul”. ¡Qué menso!

¿Fui yo? Sacado estaba el Salieri vernáculo. “¡Qué de nombres! ¡Qué de nombres!”, exigía descontrolado. Al parecer, se sintió tocado por lo de la “sotana roja”. Y pensar que desde el pasquinejo local, él se desvive por quedar bien con los popes rojinegros. ¡Desagradecido!

Panqueque. A pesar de estar enfrentados, el monje negro defendió con uñas y dientes al innombrable. ¿¡Cómo no va a hacerlo!? si fue él quien lo asesoró. Si cae uno, el otro es fija de rebote. Por eso, el resto, se despega despacito y en silencio. ¡Que conste en actas!

Iletrado. Las cuestiones judiciales no son para cualquiera. Ahora bien, si ni siquiera un machete sirve para evitar el tartamudeo, mejor pasar a otro tema. ¿Qué tal el político? Y si es pago, mejor. El costo de vida no respeta bolsillos, y mucho menos ideologías. ¡Clinck, caja!