viernes, diciembre 27, 2013

Ojo de tigre

Extinta la falsa pertenencia, una nueva conducción hizo pie en tierra arrasada. Bailando sobre las cenizas, los vencedores pasaron del letargo arrullado por el silencio cómplice al grito victorioso de raíz fraudulenta. Todo vale en el carrusel del sentimiento que no entiende de razones. La contundente adhesión dejó en claro que para ganar la confianza de la masa no hace falta hablar con la verdad, con el mutismo colaboracionista alcanza; no hacen falta proyectos, con el manual de la perogrullada es suficiente; no hace falta respetar estatutos ni reglamentos, con exhibir entre los antecedentes el distintivo de una celebrada actitud antideportiva basta y sobra. Para la conciencia media, consagrar a una figura sin pasado político fue la mejor opción, el aire fresco que muchos reclamaban después de haber aceptado mansamente que el peor latrocinio prosperara frente a sus propias narices.

Los alaridos de alegría se acallaron con la noche; al día siguiente, las sorpresas empezaron a caer como granizo en verano caliente. Hoy las prioridades se amontonan y todo resulta urgente. El entrenador, alguien dispuesto a afrontar el peor de los destinos y con serias posibilidades de cobrar poco y en cómodas cuotas; el plantel, diezmado gracias a la catarata de pedidos de libertad de acción que fueron presentando los indigentes que no cobran hace ocho meses. Las deudas por servicios impagos, los reclamos de proveedores; detrás de cada puerta aparece una obligación pendiente. La reconstrucción desde el vaciamiento parece misión imposible, mucho más teniendo en cuenta que los recientemente fugados huyeron en compañía de las pruebas incriminatorias. Todo parece indicar que, llegado el momento, las denuncias serán lo menos importante.

En medio de la vorágine desatada en los últimos días, se conoció una noticia que causó revuelo. A pesar de su declarado compromiso, el capitán renunció a remar en la peor tempestad de los últimos tiempos. Enigmáticas sonaron las palabras que, al respecto, susurró el flamante presidente a los medios. Primera prueba de que será en vano esperar claridad en ciertos aspectos. Según los movimientos iniciales, los recién llegados también encapsularán explicaciones inconvenientes. Los viejos hábitos son difíciles de erradicar. Lo cierto es que, pasada una semana y con cuarenta y tres miembros de comisión directiva dedicados al trabajo, ya deberían tener un panorama más o menos claro del terreno pisado. Demostrar que tanta gente no está ociosa también es una cuestión emparentada con la responsabilidad. La transparencia está por verse. La austeridad se da por descontada.

domingo, diciembre 22, 2013

La herencia maldita

Todo tiene una explicación. La falsa pertenencia no fue un aborto de la naturaleza. Hace tres años, un tramposo ochenta y cinco por ciento le abrió las puertas del vale todo cuando ya había dado sobradas muestras de soberbia e ineptitud. Ahora nadie quiere hacerse cargo, es más fácil despotricar y ponerse el disfraz de pobre estafado en lugar de aceptar que durante siete años el espejo reflejó la misma imagen de uno y otro lado. A las puertas de un nuevo error, las secuelas se hacen un festín con quienes están dispuestos a tropezar dos veces con la misma piedra. El poder de fascinación de ciertas figuras, que parecen hechas a la medida de las circunstancias, es tan grande como la ignorancia de los futuros embaucados. La insoportable levedad del medio resulta tierra fértil para que germinen los dos bandos.

Para entender lo que vendrá no hace falta recurrir a un incunable, tampoco a una videncia. La magnitud del daño no es sólo una cuestión de coyuntura, las consecuencias están dispuestas a marcar el rumbo hasta que el verdadero cambio disipe la niebla de la historia negra para dar paso a un futuro libre de pecado original. Mientras los vestigios de una leyenda apócrifa siga manipulando conciencias laxas, adoradoras de fantásticas quimeras, la capacidad de trastabillar seguirá intacta, ya sea de la mano de ilustres o ignotos cómplices ocasionales. Tal vez, el escarmiento sea el único capaz de mover los cimientos de la fantochada enquistada en las entrañas del perdedor consuetudinario. Quizás, haga falta descender a los infiernos para que el calor del averno calcine el talento y la predisposición para el fracaso.

A horas de la crucial decisión, con las únicas voces que nunca se callaron fuera de competencia y los hacedores del desastre tirando patadas al aire como insecto moribundo, los pocos votantes se debaten entre viejos conocidos, oportunistas de ocasión y partícipes necesarios del pasado reciente. Sea quien sea el ganador, el panorama no da para festejos; sin plantel, sin técnico, sin recursos, plagado de deudas, en el umbral de la desafiliación, el elegido deberá sortear una crisis sin precedentes. Esta vez no hay capacidad de maniobra, las presiones pueden poner en jaque a la nueva conducción en cuestión de días. Hará falta muñeca pero también templanza para pilotear la nave en medio de la tormenta. Todo indica que el lunes próximo tomará las riendas el presidente que llevará en sus espaldas el estigma del descenso.

viernes, diciembre 13, 2013

El gen egoísta

Terminar el torneo en descenso directo no es la peor noticia, todavía restan diecinueve fechas con posibilidades de revertir la situación. Terminar con una entidad acéfala tampoco, dentro de pocos días una nueva conducción se hará cargo del despiporre generado por la falsa pertenencia. Los principales problemas radican en las deudas acumuladas, la falta de recursos y la enorme y ociosa estructura montada como si de un estado paralelo se tratara. Si los ganadores de las próximas elecciones no recalan con un bagaje cargado de ideas, la realidad le asestará un duro golpe al futuro. Encauzar el descalabro no será sólo cuestión de dinero, ni de inversores, hará falta mucha muñeca para reconfigurar tanta dilapidación sin resultados. El verbo negociar pondrá a prueba la capacidad de conjugación de los electos.

Desenterrar la inmundicia escondida con vileza y sigilo por la dirigencia en fuga será otra tarea impostergable de quienes asuman el próximo mandato. No deberán interponer excusa alguna si no quieren ser un eslabón más de la red de encubrimiento de la impúdica corruptela que dejó al club en estado terminal. No deberá importar cuánta podredumbre quede expuesta, ni cuánto afecte directamente a la arrogancia incentivada durante siete años de aparente opulencia. Ocultar, de la manera que fuese, una mínima porción de la farsa que explotó la necesidad de figuración de tantos años postergados, marcaría el inicio de otro ciclo fraudulento anclado en la repetición de errores. Que la afición sepa en qué medida se dejó enredar en la telaraña del engaño, formará parte del aprendizaje.

Los comicios determinarán en qué proporción la masa societaria habilitada para sufragar capitalizó la experiencia reciente. De todas maneras, ya existen indicios de que desde la misma historia se habilitará el equívoco como para no perder la costumbre. De ahí a tropezar con la misma piedra, un paso. Ciertas inclinaciones explican el por qué de los constantes fracasos. Despedazar con fiereza modelos caídos en desgracia y después defender y aceptar maniobras propias de lo censurado pone en evidencia las contradicciones que le dan aire a las sombras recurrentes. El espejo está a la alcance de la mano. Tomarlo y mirar lo que refleja ayudaría a comprender el empecinamiento en transitar caminos que no llevan a ninguna parte. El error de la víctima es no darse cuenta que es su propio victimario.


APOSTILLAS

Pozo vacante. Corren apuestas para saber dónde está escondido el ex primer mandatario. Mientras los rumores sobre impunidad, según la lista que gane, corren como reguero de pólvora, la afición despunta el vicio de barra brava intimidante por las redes sociales, tejiendo envalentonada amenazas virtuales al renunciado y sus cómplices. Por las dudas, ninguno asoma la nariz.

Bono navideño. Dicen las malas lenguas que el impresentable vice metió "las uñas" en el padrón con inconfesables intenciones. Como a la dirigencia en fuga no le da el tiempo ni el piné para borrar los rastros incriminatorios, está dale que dale con la maquinita multiplicando socios activos con el propósito de embarrar la cancha. Con un par de candidatos, afirman, la inmunidad ya está acordada.

Rojo furioso. La cuenta solidaria resultó un papelón más, acorde con quienes la propiciaron y con los arrastrados que inflaron la iniciativa. Muchos todavía esperan que con la misma rapidez con que se prestaron para las cámaras, aclaren cuánto se juntó y en manos de quién se depositará lo recaudado. Aunque la cifra haya sido irrisoria, los números habría que blanquearlos públicamente.

Guirnalda fosforescente. No llamó la atención el silencio del chupalerche primero, el análisis crítico de la cuestión institucional nunca fue su fuerte; ni la postura del pasquinejo vernáculo que, a través de unas jinetas peleadas con la gramática, tiró un par de líneas caídas de la palmera. Siguiendo la acostumbrada senda de subestimación al lector, la aceitada maquinaria de cobertura mediática de la falsa pertenencia lavó sus manos sin el más mínimo remordimiento.

martes, diciembre 03, 2013

La última cena

Mientras el derrumbe institucional encuentra su correlato en la cancha, los candidatos se aprestan a dirimir diferencias en un campo minado. No importa que la miseria sea un hecho, no importa que la magnitud del daño sea inconmensurable. Esta vez sin estridencias, con negociaciones, con idas y venidas, las listas empiezan a armarse para ofrecer alternativas al desquicio generalizado; aunque, como siempre, el interés esté concentrado en un ex acostumbrado a sacar de paseo su mito en cada elección. Contra reloj, los aspirantes barajan nombres en lugar de propuestas. Para seducir, nada mejor que un apellido en apariencia ilustre antes que un plan de salvataje coherente y consensuado entre los sectores con mayor representatividad. Un signo de los tiempos que corren.

Así las cosas, el clamor popular, tan proclive a la confusión, celebró con especial énfasis la decisión de una figura inesperada que ingresó a la arena política con el pie izquierdo. La honestidad intelectual no parece una virtud entre quienes, de una u otra forma, han sido parte del universo de la falsa pertenencia. Habrá que esperar el dictamen de la junta y posteriormente la difusión de los programas de trabajo para evaluar la seriedad de algunas candidaturas. En la misma línea, merecen una mención especial los pretendientes al sillón que nunca alzaron la voz contra el latrocinio pergeñado por la gestión en fuga, tal vez en concordancia con la particular miopía de la afición que suele ver en la crítica al desempeño de las personas un ataque a la institución. Discernir no es tarea fácil.

Como telón de fondo, la última imagen resultó una instantánea de la historia reciente. Los mártires, guarecidos detrás de una demagogia inconsciente, arrojando a las gradas los restos de una inmolación impensada. Los aplaudidores del circo, testigos irrespetuosos del suplicio, disputando los jirones de la ofrenda. Lo que queda de una leyenda, fragmentos de la memoria, devorada por su propia gente en medio de un dramático ritual caníbal. Igual que el elogio de la soberbia deglutió la pasión. Igual que la ineptitud incineró el patrimonio. Igual que la fragmentación abraza la incertidumbre. Para retomar el camino perdido hace falta mucho más que buenas intenciones. Hace falta madurez para valorar proyectos, inteligencia para optar por lo idóneo, interés y responsabilidad para no repetir errores.


APOSTILLAS

Nuevos conversos. Como por arte de magia, están apareciendo hasta debajo de las piedras detractores del ex primer mandatario. Ahora resulta que todos fueron engañados, estafados, burlados, traicionados y demás ados habidos y por haber. Parece mentira. Todo a raíz de un problemita económico-financiero. Si los cheques no hubieran alzado vuelo, la omertá seguiría vivita y coleando. Un detalle no menor.

Varita mágica. Con la falsa pertenencia muerta y enterrada reapareció el innombrable y gustosamente se prestó a la requisitoria parodística. Confesó su compromiso con el mal momento, no quiso estigmatizar a nadie pero le envió un mensaje a los idos, negó su participación en los próximos comicios y se ofreció para dar consejos a quienes lo soliciten. Por ahora se abstuvo de recomendar a quién no votar. La voz de la experiencia.

Gestito de idea. Un puñado de ex dirigentes salió del ostracismo para proponer negocios con el patrimonio del club en nombre del compromiso con los colores. La preocupación se hizo extensiva a los restos de la dirigencia que, ni lerdos ni perezosos, le colgaron un cartelito de siete cifras al escaso material vendible. El innombrable retrucó pidiendo ayuda desinteresada. La pasión es sorda, ciega y muda, pero no tonta.

Plato frío. Mientras el hemisferio sentimental de la dupla a cargo de la transmisión asoleada se quebraba al ver volar las camisetas hacia la tribuna, el pensante le sacaba chispas a su momento de gloria. Sin temor a la réplica, se despachó contra el renunciante con cuanto improperio encontró en el diccionario de la lengua española. Tantos años con la gestión atragantada ya le estaba afectando la salud. La venganza de los justos.