miércoles, enero 20, 2010

A prueba de incendio


La cabeza está puesta en otro lado. Participar de un cuadrangular de verano sin el compromiso que el evento merece es poco serio. Tal vez quienes mejor lo entendieron fueron los propios simpatizantes, que otra vez le dieron la espalda a una convocatoria sin sustento, especialmente teniendo en cuenta que lo trascendental, el acontecimiento que hoy acapara la atención de la afición, está a pocos días de llevarse a cabo. En el caso de los protagonistas, luego de cuarenta y cinco minutos para el olvido, necesitaron de una llamada de atención del entrenador durante el entretiempo para que intentaran aplacar los comentarios adversos y así detener la bola de la incertidumbre que, con su actuación, estaban echando a correr respecto de lo que se avecina.

Hablar de “preocupación” por lo visto anoche no tiene demasiado sentido, valorando el escaso interés con que se encaró la parada. Se supone que ante la envergadura de lo que estará en juego el martes venidero, lo que no salga con fútbol, por falta de competencia o por lo que sea, saldrá con actitud y personalidad. Una ocasión como la que se le presenta al sabalero no puede dejarse pasar sin poner hasta lo que no se tiene. El plantel lo sabe. Tanto los veteranos, quienes enfrentan la última gran oportunidad de sus carreras para trascender como profesionales y quedar en la historia de una institución, como los jóvenes, quienes pueden ser partícipes de una epopeya inolvidable, son conscientes de la importancia de lo que está en juego.

Ya lo dijo el propio dt al término del encuentro: “Por los puntos de verdad el equipo aparece de otra manera”. Eso es lo que espera la falange colonista que está dispuesta a acompañar a la sangre y luto en esta instancia decisiva. Lo que pase mañana, seguramente ni para la anécdota dará lugar. En el mejor de los casos, y si así lo interpretan los pibes que afronten el desafío, será una prueba más de las tantas que cobija el verano para tomar contacto con la redonda vistiendo la camiseta oficial sin mayor presión, pero con la convicción de que puede ser un minúsculo paso en el camino hacia la primera división. Tal y como lo entendió ayer el arquerito AB, quien a pesar del rictus de susto con el que entró a la cancha, no defraudó.