domingo, noviembre 15, 2009

En la dimensión desconocida

En épocas no muy lejanas, el sabalé acostumbraba revivir muertos bajo su propio techo. Hoy, la atmósfera del Brigadier, ha sufrido una drástica mutación. Extrañamente, las visitas, unas tras otras, parecen caer bajo el influjo de un aire denso e irrespirable, casi paralizante. Y en este punto los números cantan; ni bien el adversario de turno pisa la suave y verde gramilla local, es atacado por un singular sopor que anula aptitudes y quebranta intenciones. ¿Será que la sangre y luto está ejerciendo, como nunca, un poder intimidatorio? ¿Será que los adversarios vienen a pasear por SF sus limitaciones? Lo cierto es que al negro le cuesta poco y nada ganar con comodidad en su casa. Cada vez menos esfuerzo, cada vez menos desgaste.

Es verdad, tal vez un poco de incertidumbre en ocasiones, pero a la postre pasajera. A veces jugando mal, casi siempre discretamente, pero con una efectividad avasalladora. Porque cuando se da cuenta que es dueño de su propio destino, mira al cielo, se arremanga y hace valer sus pretensiones de campeón. Porque entrar a la copa es un logro importante, indiscutible, pero difícil de sostener en el desarrollo de la disputa. Lo concreto, a cinco capítulos del final, es la posibilidad de alcanzar la punta. Y el entrenador lo sabe. Y la muchachada también. El paso por el torneo internacional puede ser efímero, un título no. Tanto al dt como a los veteranos del plantel les urge quedar en la historia del club. El tiempo los corre.

Mientras tanto, a la afición le ha tocado el turno del disfrute. No importa que el sabalé esquive la exquisitez del juego. Importa que cada fecha se imponga a fuerza de contundencia. No importa que gambetee los elogios del parodismo porteño. Importa que está a cuatro puntos de los líderes. No importa que eluda la consideración de los grandes. Importa que en la tabla los supera a todos. No importa que algunas piezas tambaleen o queden afuera. Importa que las que entran cumplen. No importa que el técnico solfee de lo lindo. Importa que le encontró la vuelta a sus dirigidos. Después de todo, en otros tiempos, el rojinegro supo maravillar sin ganar. Ahora es tiempo de lo contrario. Pedir más, sería demasiado. ¿O no?


APOSTILLAS

Verdad de perogrullo. “No pienso regresar a la política”, le dijo a un tibio interlocutor. Más que obvio. Manejar dineros ajenos, sin obligación de rendirle cuentas a nadie, es el sueño de su vida hecho realidad. Y acceder a un burocrático cargo retribuido con un cheque de cinco verdes cifras, es lo que sigue. Como para no olvidar sus orígenes. Bendito el veintinueve.

No lo dejen afuera. Mientras la dirigencia se hace la sota, la barra cuelga en la tribuna norte el trapo identificatorio del pacto con el gobierno kk que la depositará en el próximo mundial. El fútbol para todos ha logrado unir lo que no pudo ni el sentido común ni el de convivencia. Los carnets con cuota al día que reparte el impresentable vice han dado sus frutos.

Calmando a las fieras. Para bajarle el tono al fastidio del cacique, el entrenador se despachó, al término del encuentro, con elogios de todos los colores para el defensor en desgracia. Pero ponerlo cuando el partido ya estaba definido, de última, pareció un gesto surgido de la más pura lástima antes que del reconocimiento a su labor. Ojo que el veterano no come vidrio.

Repelente contra insectos. El pibe, que estuvo a punto de pasar al bando de los desclasados al inicio del torneo, es de bajo perfil, humilde y cumplidor. ¿Qué pasa que no logra embelezar a los botineros lambiscones? ¿Acaso no reúne los requisitos necesarios para colgarle el cartel de venta al final de la temporada? ¿O será porque no es producto del actual director deportivo?