sábado, septiembre 13, 2008

No brilla, pero suma


Cinco partidos jugados. Dos victorias, tres empates. Nueve puntos de quince. Invicto. La fría matemática diría: aprobado. Sin embargo, y a pesar de que públicamente sentenció al equipo –casi a modo de catarsis– a la penumbra de la opacidad para bajar el nivel de presión imperante, el dt está preocupado. Ya no sonríe, ni bromea como antes. Dos cuestiones esenciales, la falta de fútbol y de potencia ofensiva, comienzan a quitarle el sueño. Es que el sabalé no está exento del acecho de la ya conocida racha negativa que siempre empalidece su desempeño en la continuidad de los torneos. Si los triunfos se hacen rogar, las buenas perspectivas podrían evaporarse en tiempo real.

Lo cierto es que la quinta fecha mostró un conjunto rojinegro consustanciado con la tarea defensiva; hoy todos muerden, todos colaboran, todos se sacrifican para mantener el cero. Los volantes trabajan bien del medio hacia atrás, pero hacia delante la cosa se complica. No hay nadie que le agregue un mínimo toque de fútbol al esquema de juego que el entrenador definió para este campeonato. Si los jugadores no son aptos para generar un fútbol más ofensivo habrá que potenciar alternativas, porque los partidos se ganan con goles, y en Colón están escaseando. Con el espíritu de lucha del que habla el técnico puede mantenerse un resultado, pero primero hay que definirlo a favor.

Y no es cuestión de inconformismo. La afición es consciente de las limitaciones del negro, aunque a veces se ilusione más de la cuenta. El tema pasa por la necesidad de ver en cancha una formación equilibrada. Ni muy muy, ni tan tan. Es lógico que, lograda la confiabilidad que tanto se exigía, ahora se pida un plus, porque para convocar multitudes hace falta ofrecer algo más que huevo y solidez. Sin apartarse del objetivo, resulta imperioso que la propuesta tienda a afianzarse para apuntar a la superación. Llegado a este punto, bien valdría recordar que el himno colonista habla de garra y calidad; hoy, garra no falta pero la calidad brilla por su ausencia. La tradición es sabia.


APOSTILLAS

A perpetuidad. El goleador histórico quiere seguir mamando de la teta sangre y luto. Al mediodía aprovechó la estada en Baires para oficializar, ante las cámaras porteñas, sus aspiraciones presidenciales. Por la noche, masculló bronca porque las incidencias del juego no le dieron la posibilidad de sumar minutos en cancha. ¡Todo llega!

Tendiendo hilos. El "biondo gnocchi" anda estrechando vínculos con gente de la vereda de enfrente. La meta es acariciar un puestito en la entidad madre, cueste lo que cueste. Dicen las malas lenguas que un sillón en la sede de calle Viamonte tira más que el barrio Centenario. ¡Con un trampolín así… todos hacen fila para tirarse a la pileta!

Crédito abierto. Las expectativas eran muchas y los nervios pudieron más en el inicio. Con el correr del reloj encontró su lugar en el mundo y generó un par de jugadas de las que sabe. La promesa de buen fútbol viene de inferiores y tiene carta blanca. Será cuestión de darle continuidad y redoblar la apuesta. ¡Al fin germina una semilla!

Cotización en baja. El autodenominado maestro elogió a más no poder el "trabajo táctico" del ex artillero de Margarita. Entre tanto halago olvidó un pequeño detalle. El cartelito de seis palos verdes que se le plantó en la espalda, obedeció a sus goles y no a su inocua posición en la cancha. ¡Abajo la abstinencia! ¡Las redes lo extrañan!