martes, agosto 06, 2013

Cenizas al viento

No hay comienzo que consiga eludir al optimismo. El efecto de la abstinencia es tan devastador que una andanada de confianza se dispara y multiplica aunque la realidad implore una buena dosis de mesura. Bajo los efectos de una pretemporada escuálida por donde se la mire, la primera experiencia dejó un tendal de dudas y, a pesar de que las expectativas intentaron poner paños fríos, le abrió la puerta a una conocida sentencia que asomó tímida pero contundente. Más de lo mismo, se escuchó por lo bajo en medio de los murmullos que dominaron la escena una vez consumados los hechos. La experiencia acumulada sirve para emitir dictamen antes de que las justificaciones de ocasión empiecen a cobrar protagonismo.

Cerrado el capítulo inicial, el fútbol sigue siendo la única víctima. Los retoques no alcanzaron para cambiarle la cara a un equipo cuya base está perimida. ¿Cuánto más pueden dar quienes terminaron el semestre pasado con un pie afuera? Los que dijeron abiertamente que su ciclo estaba terminado o los que apostaban a una transferencia para engrosar sus cuentas bancarias, a raíz de la desnudez de ofertas, quedaron anclados a la espera de mejores vientos muy a su pesar. Habrá que ver si a unos y otros les quedó algún resto para seguir batallando bajo la misma bandera o si los recién llegados consiguen contagiar los nuevos bríos que siempre acompañan hasta dilucidar de qué va la cosa y definir intereses.

Por el momento, la distracción pasa por armar la mejor combinación. Sale uno, entra otro; el movimiento de piezas mantiene entretenida a la afición mientras el flamante conductor intenta trazar un diseño decente. Cinco fechas piden los entendidos para sacar conclusiones y así condenar o extender el crédito. Muy poco considerando el mejunje de nombres y las posibilidades que brindan. Demasiado si se toma en cuenta la preparación previa y la extensión del torneo. Armonizar capacidad de un lado y predisposición -ya no jerarquía- del otro en poco tiempo puede resultar una tarea complicada. No hay margen de error si el objetivo es permanecer, manteniendo viva la ilusión de la exigencia.


APOSTILLAS

De eso sí se habla. Dicen las malas lenguas que el porcentaje para el excelentísimo señor presidente está considerado de antemano a la hora de acercar refuerzos. No existe oído que escuche ofertas ni silla para cerrar negociación si no está contemplado el billete correspondiente. Es que ya lo dijo bien clarito, no trabaja, vive del club, una posibilidad que pueden darse sólo los dirigentes.

De eso no se habla. El impresentable vice anduvo tratando de explicar las contrataciones a quien quisiera ofrecerle el micrófono. Todos préstamos, por supuesto, y ningún elemento de categoría ya que en la institución no hay un cobre partido al medio para comprar absolutamente nada. Vino al pelete entonces la justificación, el hambre de gloria es la excusa perfecta para disimular la mishiadura.

El costo del éxito. La reserva campeona se quedó sin el técnico campeón. No da el perfil, le comunicaron los sicarios del primer mandatario. La obtención de un título no figura en los lineamientos del proyecto y el hoy ex y sus dirigidos se salieron del molde. Desviarse de la forma de trabajo impuesta desde la ineptitud tiene sus consecuencias. La revolución está buena, los revolucionarios no, menos si son foráneos.

Terreno baldío. El liderazgo del gran capitán, ese que iba a dejar el fútbol con la camiseta de sus amores y ahora resulta que está facturando en el altiplano, parece imposible de reemplazar. Primero fue el ingrato guardameta que terminó huyendo por la puerta de atrás, ahora le tocó el turno a otro histórico que si no levanta el nivel tendrá los días contados en la formación titular. La arenga se va quedando huérfana.