martes, diciembre 03, 2013

La última cena

Mientras el derrumbe institucional encuentra su correlato en la cancha, los candidatos se aprestan a dirimir diferencias en un campo minado. No importa que la miseria sea un hecho, no importa que la magnitud del daño sea inconmensurable. Esta vez sin estridencias, con negociaciones, con idas y venidas, las listas empiezan a armarse para ofrecer alternativas al desquicio generalizado; aunque, como siempre, el interés esté concentrado en un ex acostumbrado a sacar de paseo su mito en cada elección. Contra reloj, los aspirantes barajan nombres en lugar de propuestas. Para seducir, nada mejor que un apellido en apariencia ilustre antes que un plan de salvataje coherente y consensuado entre los sectores con mayor representatividad. Un signo de los tiempos que corren.

Así las cosas, el clamor popular, tan proclive a la confusión, celebró con especial énfasis la decisión de una figura inesperada que ingresó a la arena política con el pie izquierdo. La honestidad intelectual no parece una virtud entre quienes, de una u otra forma, han sido parte del universo de la falsa pertenencia. Habrá que esperar el dictamen de la junta y posteriormente la difusión de los programas de trabajo para evaluar la seriedad de algunas candidaturas. En la misma línea, merecen una mención especial los pretendientes al sillón que nunca alzaron la voz contra el latrocinio pergeñado por la gestión en fuga, tal vez en concordancia con la particular miopía de la afición que suele ver en la crítica al desempeño de las personas un ataque a la institución. Discernir no es tarea fácil.

Como telón de fondo, la última imagen resultó una instantánea de la historia reciente. Los mártires, guarecidos detrás de una demagogia inconsciente, arrojando a las gradas los restos de una inmolación impensada. Los aplaudidores del circo, testigos irrespetuosos del suplicio, disputando los jirones de la ofrenda. Lo que queda de una leyenda, fragmentos de la memoria, devorada por su propia gente en medio de un dramático ritual caníbal. Igual que el elogio de la soberbia deglutió la pasión. Igual que la ineptitud incineró el patrimonio. Igual que la fragmentación abraza la incertidumbre. Para retomar el camino perdido hace falta mucho más que buenas intenciones. Hace falta madurez para valorar proyectos, inteligencia para optar por lo idóneo, interés y responsabilidad para no repetir errores.


APOSTILLAS

Nuevos conversos. Como por arte de magia, están apareciendo hasta debajo de las piedras detractores del ex primer mandatario. Ahora resulta que todos fueron engañados, estafados, burlados, traicionados y demás ados habidos y por haber. Parece mentira. Todo a raíz de un problemita económico-financiero. Si los cheques no hubieran alzado vuelo, la omertá seguiría vivita y coleando. Un detalle no menor.

Varita mágica. Con la falsa pertenencia muerta y enterrada reapareció el innombrable y gustosamente se prestó a la requisitoria parodística. Confesó su compromiso con el mal momento, no quiso estigmatizar a nadie pero le envió un mensaje a los idos, negó su participación en los próximos comicios y se ofreció para dar consejos a quienes lo soliciten. Por ahora se abstuvo de recomendar a quién no votar. La voz de la experiencia.

Gestito de idea. Un puñado de ex dirigentes salió del ostracismo para proponer negocios con el patrimonio del club en nombre del compromiso con los colores. La preocupación se hizo extensiva a los restos de la dirigencia que, ni lerdos ni perezosos, le colgaron un cartelito de siete cifras al escaso material vendible. El innombrable retrucó pidiendo ayuda desinteresada. La pasión es sorda, ciega y muda, pero no tonta.

Plato frío. Mientras el hemisferio sentimental de la dupla a cargo de la transmisión asoleada se quebraba al ver volar las camisetas hacia la tribuna, el pensante le sacaba chispas a su momento de gloria. Sin temor a la réplica, se despachó contra el renunciante con cuanto improperio encontró en el diccionario de la lengua española. Tantos años con la gestión atragantada ya le estaba afectando la salud. La venganza de los justos.