viernes, julio 29, 2011

No es fútbol, es bowling


El emblemático anillo está comenzando a minar la carcaza blindada del portador. Siempre pensó que el "todo pasa", tan útil para explicar hacia afuera la insoportable levedad del ser y su circunstancia, obraría de escudo protector exceptúandolo de su nocivo alcance. Sin embargo, cuando le vendió el alma al diablo, con la complicidad de sus fieles acólitos, dio por iniciada su propia cuenta regresiva. Ya ni siquiera puede sostener los firmes lineamientos con que disciplinó a la tropa y cimentó su poder. Rodeado de obsecuentes, a quienes supo comprar con billetes y dádivas de todo tipo y calibre, hoy asiste a su hora más aciaga, resistiendo la decrepitud del transcurrir del tiempo dando saltos al vacío. Esos mismos obsecuentes que, llegado el momento, mirándolo con resignación, le recitarán de memoria, en su cara, la famosa frase de cabecera.

El papelón no tiene fecha de vencimiento; marchas, contramarchas, sincericidios, desmentidas, actores decadentes y una trama, en la que si no estuvieran en juego los dineros públicos, sería digna de un vodevil decimonónico. El don perdió el control de su amada asociación y ahora sólo tiene margen para interponer un pedido de prórroga. Desacatar la orden de "la televisión" -eufemismo con el que evitan nombrar al verdadero dueño del negocio- no figura en los planes de nadie; el aroma a moneda fresca -metodología con la que el socio acostumbra a comprar voluntades- surte el mismo efecto que la sangre para los vampiros. Los insaciables dilapidadores harán su parte. Respaldar el proyecto ante la opinión pública, dibujar las incomparables ventajas, endulzar los oídos, procurar que la cirugía sin anestesia sea lo más indolora posible.

En la aventura, tomando el caso vernáculo, ya embarcaron al selecto y conocido grupete de parodistas a sueldo. Bajar los decibeles, es la consigna. Lo que el martes era un absurdo, días después se transformó en una cuestión bajo estudio. Compás de espera, hasta que aclare. O a hasta la próxima derrota del modelo. "La felicidad del pueblo", como machaca un fiel militante del fútbol para pocos, jamás será negociada. Ese eficaz instrumento de penetración propagandística es el botín más preciado; si la movida, de paso, voltea unos cuantos enemigos, mejor. Efecto arrastre, que le dicen. Lo cierto es que, en su torpeza, no contaron con la voz del soberano; que en lugar de aplaudir la medida, como esperaban, puso el grito en el cielo. Quienes creen que a su paso pueden voltear muñecos como en un juego de salón, tendrán que repensar los próximos desplazamientos. Con la pasión, no señora.

lunes, julio 25, 2011

Rescate emotivo


Mientras los coletazos del papelón de la celeste y blanca apuntan a su próxima víctima, quien hace poco afirmó, muy orondo, en su éter preferido: "El tema de Batista (su confirmación al frente de la selección) lo gobernamos entre los dos (el don y él, por supuesto)", y hoy blande el hacha justiciera porque la participación del combinado de estrellas en el evento continental "se puede leer como un fracaso deportivo", apila caras nuevas con vistas a la temporada venidera. Cinco defensores se suman a los siete que, tal y como ilustra la web oficial, todavía forman parte del actual plantel. Si bien es cierto que el equipo arrastra un serio déficit en la retaguardia, semejante superpoblación no se justifica, salvo que el aire viciado siga copando la parada. ¿Y la tan mentada "limpieza"?

Las nuevas amistades cosechadas gracias a su reciente roce internacional, portadoras de oscuros antecedentes, le han acercado un par de refuerzos con aroma a combo en oferta. El lateral pinta bien; sin embargo, el delantero llega con un pasado exitoso pero un presente lleno de dudas, marcado por poca actividad y lesiones complicadas. Como si esto fuera poco, sus últimos meses en la península los pasó peleando el descenso. Otro que viene de salvarse en la misma liga es el zaguero central que supo militar en una institución envidiosa. Como buenos operadores paraoficiales, los medios vernáculos sólo mencionan los logros de antaño, obviando la actualidad de los importantes nombres que van llegando con una mochila cargada de jerarquía; no sea cosa que los tilden de aguafiestas.

Por la zona media aparece lo que, en principio, podría considerarse como la incorporación más auspiciosa. Quejoso de la primera, habrá que ver si la última andanada satisface al goleador histórico; por lo menos para compensar, en cierta medida, el malestar que lo llevó a plantear su disgusto, inclusive con el entrenador impuesto por el primer mandatario. Lo cierto es que ninguno de los recién llegados recala por expreso pedido del eterno «ito», quien sólo se limitó a tirar sobre la mesa una obviedad -"hay que reforzar todas las líneas"-. El mismo chupalerche primero, en su afán por dejar bien sentada su vocación de tapete, dejó al descubierto la trama del manejo personalista. Las gestiones por el atacante oriental estaban guardadas bajo siete llaves; no lo sabían ni los dirigentes ni el conductor del grupo.

domingo, julio 17, 2011

Un mundo imperfecto

La obsecuencia socava cualquier intento por huir de la mediocridad. Aunque algunos están tan acostumbrados a hacer la plancha en las caldosas aguas de la insignificancia que difícilmente intenten encarar el camino de la superación personal, por la simple razón de estar conformes con la silla que calientan desde hace años sin mayores esfuerzos. Si además, confían en haber tejido una remendada red de adictos a similar cosmogonía, pues ¿para qué gastar tiempo en cuestionamientos o replanteos? Si además, resultan bien recompensados por su servilismo a ultranza, pues ¿para qué cambiar la valoración profesional? La imagen que cada mañana les devuelve el espejo, emparentada con la falta de dignidad, satisface, cubierta por el delgado manto del localismo mal entendido.

Pocas veces se ha visto una expresión tan degradada del oficio, como la ofrecida por los chupalerches en los medios en que se mueven. El absurdo, veleidoso e interminable monólogo brindado por el excelentísimo señor presidente hace unos días, en la mañana de la emisora asoleada, frente a tres aplaudidores de poca monta, debería quedar en los anales del parodismo vernáculo como el paradigma de la vergüenza consuetudinaria. Puede que no tengan muchas luces pero indudablemente gozan de más años gastando zapatos en el ambiente que quien se despachó con una soporífera cátedra de pretendida erudicción que en cada tramo exudó hedor a verba berreta. ¿Qué sentido tiene el elogio de la impostura? Sólo el aroma a prebendas frescas.

Mientras tanto, la realidad avanza conservando su derecha aunque la caterva de tapetes domésticos intente un sobrepaso por izquierda a velocidad no permitida. La renovación del préstamo de un titular se cae por represalias de una institución a otra. El goleador histórico pone el grito en el cielo por conductas que, hasta hace poco, apañó de buen grado. Comienzan a circular rumores acerca de un resquebrajamiento en el seno de la comisión directiva. Las malas lenguas ponen en duda -aunque públicamente se procure demostrar lo contrario- el aval dirigencial al cantado futuro gerente técnico. Y los pibes sufren en carne propia la mentira de la revolución de inferiores. Con incorporaciones a la medida del técnico, la afición padece la pretemporada con un dejo de resignación.

lunes, julio 11, 2011

La cuadratura del círculo


Es cierto, todo pasa. Lo peor es que a una velocidad increíble. Días pasados, como nunca antes, la marca patrocinada con dedicación exclusiva por el excelentísimo señor presidente fue reproducida sin solución de continuidad hasta en los más recónditos lugares del planeta. Una pena que los innumerables elogios al impresionante coliseo juliogermano se hayan visto opacados, en apenas noventa minutos, por otro acontecimiento histórico de gran impacto emocional y que podría repercutir, con consecuencias indeseables, en el evento continental que está acaparando la atención del mundo entero. "Lo vivido en la cancha de Colón le propinó un cachetazo impresionante. Es la primera vez que lo silban", dijo el padre de la criatura que llenó de decepción la noche más esperada por la cordial y zona de influencia en años.

En medio de los flashes de diversos colores, la cuestión intestina no pasó desapercibida. La afición rojinegra espera por el armado del nuevo plantel y se desayuna con que el primer mandatario abrocha los "refuerzos" y después, de última, se lo comunica a sus impares de comisión directiva. Ante el interrogante de quién lo asesora -ya no con quién consulta-, la respuesta surge avalada por su derrotero al frente de la institución desde que entendió por dónde pasa el negocio explotado en beneficio personal. Los representantes ofrecen, ponen a disposición videos muy bien armados y el ignorante compra. Si la "apuesta" sale bien, las loas serán de propiedad indiscutida; sino, los palos los atajará la esquiva fortuna. El fútbol siempre da revancha, en uno o ciento seis años por venir. Con esa ventaja corren los arribistas.

Así las cosas, el anfitrión se pavonea orondo, mientras espera sacar rédito de tanta exposición mediática; el eterno «ito» ensaya -hasta ahora sin éxito- el papel de entrenador sapiente y comprometido que soterre la imagen de limitado y obsecuente dirigencial; la muchachada apenas empieza a elongar los músculos a la espera de las caras nuevas con poco clima de pretemporada, y el parodismo vernáculo no deja de tirar nombres un día para al siguiente borrarlos y reiniciar la cantinela con fervor renovado. La única sufriente es la afición, que desespera ante los nombres que van llegando y que ya trazó un parangón entre la sangre y luto y la celeste y blanca, pronosticando un coro de silbidos e insultos si el próximo torneo no toman forma las promesas que hace años insinúan los abanderados de la falsa pertenencia.

martes, julio 05, 2011

Cosechando la siembra

Mientras el excelentísimo señor presidente disfruta de las mieles del éxito personal -en realidad, una mínima muestra-, pacientemente elaborado en detrimento de la pasión que domina a las gradas, la inquietud gana espacio entre socios y simpatizantes. Con el evento continental en pleno desarrollo, los aprestos oteando el próximo torneo parecen resumirse a la contratación de incorporaciones para remendar el cuerpo técnico. En los días previos al inicio de la pretemporada los movimientos de la dirigencia apuntan a poblar el banco de suplentes de colaboradores más que de profesionales que jerarquicen el plantel. Entre otros, un viejo conocido oficiará de apoyo -¿directriz? ¿logístico? ¿moral? ¿espiritual?- al eterno «ito» en busca del afianzamiento del "proyecto".

Hasta ahora, las novedades menos relevantes incluyen un defensor treintañero y dos integrantes del once titular que han sido considerados como "refuerzos" por la particular visión del primer mandatario, después de arduas y trabajosas gestiones a fin de asegurar continuidades. Así las cosas, hoy su desvelo pasa por organizar una "caravana", con bombo, bandera y vincha, que acompañe a la celeste y blanca desde su arribo hasta el oasis cuatro estrellas que próximamente podría ser declarado monumento histórico provincial en homenaje a tan ilustres visitas. Quiera el altísimo que cuando se acuerde de Colón no sea demasiado tarde y termine subiendo al colectivo unos cuantos matungos de relleno, aprobados después de ver algún que otro videito casero.

Por el lado del patrimonio, la falta de interés por algún prescindible -o imprescindible- pone en evidencia la descapitalización perpetrada por la falsa pertenencia. La regla indica que si nada sale, nada entra. Mal pronóstico. En otro orden, una mención especial merece el chupalerche primero, quien asiste como enviado especial al debut del combinado nacional en el segundo torneo más importante del planeta -al decir del primer mandatario-, y antes que nada les brinda a sus distinguidos y fieles lectores un reportaje exclusivo a quien le solventa los gustos a cambio de una arrastrada. Para redondear la completa cobertura final, faltaron las fotos ilustrativas, esas que acostumbra a sacarse, al mejor estilo «figuretti», con alguna celebridad. Para la próxima.