miércoles, mayo 14, 2014

La hora de la verdad

Muchos pensaban que, un par de fechas antes del cierre del certamen, la categoría iba a estar asegurada sin mayores sobresaltos. La argumentación tenía una base sólida. Los protagonistas venían dando muestras de estar a la altura del desafío que el destino decidió ponerles por delante. Sin embargo, en el tramo final las fuerzas comenzaron a flaquear y con la energía a mitad de potencia, más algunas piezas caídas por circunstancias lógicas de la disputa, y otras en retroceso por el desgaste normal provocado por el torneo más exigente física y mentalmente de los últimos tiempos, el descenso sigue tan latente como al inicio de la cruzada.

Dos puntos de doce resulta demasiado poco para quienes aprendieron desde el primer minuto de juego a portar la pesada mochila con dignidad y compromiso. Señal de lo extenuante de la obligación que forzó a los más experimentados a redoblar sus esfuerzos y a la purretada a crecer de golpe. Algunos cargan responsabilidades en el entrenador por no haber sido un poco más arriesgado cuando la muchachada demostraba confianza en el planteo y se sentía capaz de enfrentar a cualquiera y salir airosa. La cierto es que nunca hubo material para patear el tablero. Mucho menos en la ofensiva, donde el déficit no encontró un reemplazo que pudiera superar lo único disponible.

A horas de la definición no vale cuestionar lo hecho. Bastante se logró al llegar al último capítulo con las posibilidades descansando en la palma de la mano. La cuestión pasa por cómo se planteará el próximo encuentro y un eventual desempate para asegurar el resultado deseado. El desafío no será sólo recuperar la firmeza defensiva, sino tomar los riesgos que hasta ahora no se habían puesto en práctica, simplemente porque ya no hay margen que permita mezquindad ni especulación. Si la estrategia funciona llegará el tiempo del festejo, si toca morder el polvo nadie podrá discutir que se dio pelea, nadie podrá poner en tela de juicio que se dejó todo. Lo que sea que venga será merecido.


APOSTILLAS

Cinta elástica. La demora de la comisión directiva en avanzar contra la falsa pertenencia en el frente judicial ha generado muchas suspicacias. El mago ofreció sus servicios gratuitamente y el presidente le echó flit. Entre balbuceos y varios "no me compete" intentó dar explicaciones que no sonaron demasiado convincentes. Mientras el tiempo pasa más se afirman los rumores de pacto non sancto con el don.

Canto rodado. Según las malas lenguas, además del jefe de seguridad del plantel, un par de aves negras de la institución, que en su momento representaron a un puñado de injuriados miembros de la banda en fuga, siguen firmes en sus puestos. La actual dirigencia promete ejecutar despidos varios cuando haya suficiente tarasca para cubrir las correspondientes indemnizaciones. Algunos, de dignidad ni hablar.

Fuerza mayor. Al entrenador le dio un ataque de chucho. Con la expulsión de un titular indiscutido -aunque en el último encuentro se haya mandado flor de macana-, piensa tirar toda la carne al asador y atacar al rival de turno con tres feroces delanteros. Por lo menos, en el final, piensa arriesgar lo que no se atrevió durante todo el torneo. De ahí a que le salga como espera, sin demasiadas prácticas en el haber, hay mucho trecho.

Memoria frágil. Cada vez que se da la mala, el pasquinejo vernáculo desempolva la pluma del jerárquico aplazado en el examen de ingreso a la escuelita de parodismo doméstico para sobarle el lomo al presidente de turno. Lástima que en su momento no alzó la voz para advertir que el club estaba en vías de ser devastado, destruido, quedar de rodillas, inerme, casi sin vida y con las arcas hundidas. Colaboracionista e ignorante.