domingo, mayo 06, 2007

En la cuerda floja


Una trillada máxima futbolera reza que partidos son partidos. Una fórmula simple que pretende explicar los imponderables del juego, esa serie de situaciones imprevisibles que determinan la posibilidad de complicarle la vida a un candidato en una fecha y a la próxima dar lástima con el último. ¿Tendrá arreglo este Colón desorientado? Ante el presente del equipo, cuesta creer que una mano salvadora logre encauzar lo que no pudo el tipo más capaz del medio. Para colmo los rituales se repiten. Al igual que su antecesor, el flamante entrenador pudo ver el descalabro desde un palco. Probablemente, ya esté esbozando los lineamientos técnico-tácticos del discurso con el que intentará congraciarse con el periodismo local y, sobre todo, con la afición sabalera. Ahora vendrá el remanido verso del trabajo, los elogios al plantel y demás yerbas archiconocidas por propios y extraños.

Ayer, no sólo cayó derrotado el once rojinegro, otro que se desplomó cual deidad objeto de culto venida a menos fue el siempre interino RM. Al parecer, el susodicho quemó todos los cartuchos con el inteligente planteo implementado el miércoles pasado, mientras que ante un casi descendido rival no pudo –¿no supo, no quiso?– encontrarle la vuelta a un partido cuyo resultado debió ser favorable. Esta vez se quedó con las ganas de derramar su petulancia con los micrófonos de marco. En todo caso, hubiera sido interesante que explicara las razones por las cuales se insiste con mantener en la cancha al gran definidor, cuando el delantero ha dado innumerables muestras de estar muy lejos de ser “el mejor jugador del país” como alguna vez afirmó GL en unas de sus tantas, tantas, tantas sentencias grandilocuentes y erradas.

Como si el ruinoso momento necesitara de más aditivos, al capitán se le soltó la cadena y la emprendió contra algunos hinchas que acompañaron al equipo hasta el sur del gran Baires. La impotencia es mala consejera y en caliente suele encender la mecha de arrebatos poco felices. Una vez calmados los ánimos, no le quedó otra que pedir disculpas y reconocer no sólo el fracaso de este team rojinegro, sino también el exceso de su reacción. Sin embargo, en estos casos, el papel de víctima siempre resulta útil y el arquero lo sabe. “Somos incomprendidos”, dijo ante un complaciente interlocutor. “No me gusta vivir como vivo, encerrado en mi casa y sin poder salir porque, si lo hago, me insultan de todos lados”, prosiguió compungido. Es cierto que el colonista exige resultados, pero sería bueno que los protagonistas tomaran conciencia de que no se les está pidiendo un campeonato, sino conservar la categoría. Si no se sienten a la altura de las circunstancias, pues entonces deberían repensar su continuidad en la institución. Tan simple como eso.

APOSTILLAS

Reapareció el innombrable. Paseó su característica figura por el estadio local departiendo con prédica conciliadora. No quiso opinar sobre el presente, pero su toque final lo delató: “Espero que al cumplir los 103 años estemos mejor que ahora”.

Urgentemente dará inicio una campaña en la que se involucrarán todos los colonistas. Bajo el slogan “Hay que colocar al Tito”, se intentará dar con algún inversor desprevenido que se crea el verso de “el gran definidor”. ¡Kaluga, Kamchatka o Karaganda lo esperan!

El nuevo DT ya derrapó. “Me convenció la seriedad con que se manejaron los dirigentes”, señaló. ¿Se referirá a los mismos a quienes les echó flit cuando lo fueron a buscar mientras aún estaba al frente del plantel su gran amigo JCT?

GL no puede con su genio. Refiriéndose a LA y su cuerpo técnico manifestó: “Estamos convencidos de que hoy es lo mejor que podemos tener para este momento de Colón”. Lo mismo dijo de los dos que ya son historia. ¿Cuánto durará éste?