miércoles, noviembre 20, 2013

El infierno tan temido

Todos se quedaron solos y vacíos. La dirigencia, sola con su soberbia e ineptitud; los jugadores, solos con su candidez e ignorancia; la afición, sola con su bronca y su pena; y el parodismo servil, solo con su conciencia. Los acontecimientos se precipitaron por decisión del plantel profesional, harto de engaños y mentiras. Convalidadas por el gremio, en una movida con un extraño aroma a redada, las acciones emprendidas por los jugadores dejaron en evidencia, en vivo y en directo para los cuatro puntos cardinales del país, la caótica y vergonzosa situación en la que la falsa pertenencia sumió a la centenaria entidad. Y los gritos desencajados se convirtieron en renuncia indeclinable. La caída resultó más estruendosa de lo que cualquiera hubiera podido imaginar. Con descontrol, desmanes, heridos, destrozos y puntos dejados en el camino.

El día después, los señalados con el dedo inquisidor salieron a vociferar su verdad para no quedar como los malos de la película. Venciendo los miedos que impone el sistema, y conscientes del error al que fueron inducidos, decidieron calmar el descontento popular blanqueando destratos, deudas, intimaciones, cheques sin fondos, promesas incumplidas, abandono y una sarta de patrañas en la que, durante meses, se vieron envueltos para no perjudicar a la institución. Ahora les toca evaluar los resultados de tamaña osadía. A pesar de sus sentidos discursos, en apariencia teñidos de sinceridad, entre la parcialidad se cuecen focos de resistencia. Algunos tildan de imperdonable la actitud, mientras otros rescatan lo positivo de la acometida. Lo que no pudieron las masivas convocatorias ni las presentaciones guiadas por el estatuto, lo lograron los bolsillos afectados.

De ahora en más, tendrá que dar comienzo la etapa de reconstrucción. Levantar lo que en siete años se hizo trizas, la dignidad de una asociación sin fines de lucro tal y como la pensaron sus fundadores. Rescatando valores, principios y voluntades. Armando el rompecabezas desde el genuino compromiso con los intereses institucionales. Cambiando perspectivas, pautas y procederes. No será tarea sencilla. Depende de muchos factores que todavía no están definidos. La lógica indica que las elecciones no pueden demorar. A partir del llamado se verá quienes están dispuestos a involucrarse con responsabilidad en la ardua tarea. La unidad, con criterio, de todos cuantos estén dispuestos a trabajar sin condicionamientos por el bien de la entidad, se impone en los momentos de extravío. No hay tiempo que perder, mientras la llama siga ardiendo. Manos a la obra.


APOSTILLAS

Pastorcito mentiroso. Puesto al tanto de la determinación del plantel de no presentarse a disputar el encuentro, el ex primer mandatario, se dirigió hacia la concentración, echando fuego por la boca, dispuesto a disciplinar a la tropa. A los gritos intentó revertir la postura de los rebeldes y como respuesta recibió un "renunciá de una vez por todas". Firme el hombre, volvió a ofrecer recompensa. Nadie le creyó. Fin de la cita.

Retiro efectivo. El impresentable vice resiste atrincherado en un despacho en desuso. Obligado a tapar cuanto pueda, no sabe por dónde empezar. Si pidiendo perdón de rodillas para conseguir un paliativo al triste presente o poniendo todas las energías en disimular los innumerables chanchullos que más temprano que tarde verán la luz. Las dos cosas a la vez no puede. Y los pocos que quedan no alcanzan para darle una mano.

Palabra mayor. El capitán, en uso de sus facultades, pidió pista para dirigirse a la pasión popular. Quebrado, suplicó perdón argumentando que no tenían idea de las consecuencias de la decisión tomada. "A nosotros nos dijeron que el partido se iba a jugar, nos dieron la seguridad de que los puntos no los íbamos a perder", afirmó. Si llega la orden de gambetear el reglamento, se confirmarían ciertas sospechas. ¿Con almohada o sin almohada?

Paren las rotativas. Protagonista involuntario de una noche de disgusto generalizado, el chupalerche primero también salió a contar su verdad. "Nunca cobré un peso", dijo indignado por haber tenido que salir del estadio en patrullero. Bueno es confirmar que su obsecuencia fue libre y gratuita. Atención, la próxima dirigencia podrá disponer de un servicio oficioso de alcance provincial, sin cargo y sin opción. Exito asegurado.