domingo, junio 06, 2010

La parte que les corresponde


El inminente inicio del mundial ha relegado a un segundo plano al fútbol doméstico. Con la dirigencia besa manos del don disfrutando de un beneficio “bien ganado por su sacrificio” –según palabras del propio pope afista–, el mercado de pases entró en un impasse por lo que los colonistas dejarán, al menos durante unos días, de maldecir al aire cada vez que se menciona el nombre de un candidato a “reforzar” el equipo para el próximo torneo. Mientras tanto, los aficionados locales al gran acontecimiento tendrán la enorme satisfacción de palpitar cada detalle gracias al enviado especial del pasquinejo vernáculo quien, al igual que en su paso por tierras transandinas –cuando cubrió la fugaz participación de Colón en la copa–, deleitará a miles de lectores, oyentes y televidentes con sus interesantes, minuciosas e inteligentes crónicas de viaje.

Confirmadas, entonces, las primeras tres incorporaciones, mientras una cuarta, y controvertida, está en veremos, el tema que acaparó la tapa de todos los medios fue el de los brabucones que viajaron con destino al continente que vio nacer a la especie humana. Una cuestión que enfrentó, como no podía ser de otra manera, a los obsecuentes con sus opuestos del éter asoleado. Para los primeros, resultó “indignante” que se le diera tanta trascendencia a un hecho que “siempre ocurrió”. Semejante afirmación, de parte de un cómplice de la dirigencia fomenta barras, no resultó para nada extraña. La respuesta de los críticos no se hizo esperar. El hemisferio pensante de la dupla que anima los mediodías fiscalizadores, trató de “mediocres” a quienes justifican la barbarie simplemente porque se ha transformado en una arista corriente del ser contemporáneo.

Así las cosas, pudo saberse que el patrimonio del excelentísimo señor presidente continúa creciendo en forma proporcional a su compromiso y dedicación con la institución de sus amores. Tal vez para compensar el silencio de sus más cercanos colaboradores, obsequió unos boletitos clase turista por cuenta y orden de la entidad con la magnanimidad que lo caracteriza. Habría que ver qué piensan los miembros de comisión que militan en la segunda y poco agraciada línea, acerca del salto de calidad que está dando el estilo de vida del primer mandatario, al ser partícipes del trabajo pero no de la repartija de compensaciones que trae aparejada la consagración desinteresada de tan preciado tiempo a conducir los destinos de una sociedad civil sin fines de lucro. Por lo pronto, con una oposición dispersa y apática, los vientos de cambio seguirán siendo una utopía.