martes, agosto 07, 2012

Alta en el cielo

No se sabe si fue por la ansiedad que provoca la falta de fútbol o por el resultado de los primeros noventa minutos de juego. Lo cierto es que el triunfo con que el equipo debutó en el torneo llenó a la parcialidad de auspiciosas expectativas. Por unas horas, quedaron postergadas las discusiones acerca de qué puestos faltarían reforzar y qué nombres serían los indicados para dar paso a las coincidencias. Elogios al por mayor recibió la cuestión más valorada en tiempos de crisis; mantener una base que se conoce y lleva adelante una idea básica de conjunto resulta una ventaja por sobre quienes deben empezar de cero, con plantel renovado y esquemas por ensayar.

Como siempre, las ilusiones puestas en marcha parten del optimismo que genera una nueva etapa. En este comienzo, no sólo la victoria activó las argumentaciones en favor de reflotar el latiguillo que se impone cuando de llenar espacios con vaticinios y especulaciones sobre batacazos y otras yerbas se trata. El aceptable funcionamiento revelado en el segundo tiempo también contribuyó a desempolvar esas ansias de concretar lo que hace años suele quedarse en decepcionante amague. Insuflada por los obsecuentes a sueldo desde los medios y por los rastreros de vocación en el llano, la candidatura se transformó en un hecho con mayor velocidad que de costumbre.

Sólo una minoría, amparada en la experiencia que proporcionan los constantes fracasos, apostó a la mesura. Esperar por una formación estable y consolidada y una definición en el diseño de la identidad parece ser un acierto en la posición adoptada por unos pocos, más allá de eventuales sacudidas impulsadas por la pasión inalterable. La historia reciente dictamina que quienes se frotaron las manos anticipadamente, terminaron mascando bronca o dibujando un relato a medida de mediocres. Lo mejor, para aquéllos que canalizan sus ansiedades hacia otro punto cardinal, es abrir un compás de espera dándole una oportunidad al desarrollo de los acontecimientos. Para el resto, queda el embale.


APOSTILLAS

Cemento alisado. Escuchar al excelentísimo señor presidente declarando, ante un servil consuetidinario, acerca de lo acertadas que resultarán las medidas de seguridad a implementar en el ingreso a los estadios para evitar "colados", provoca cierto escozor y dispara un interrrogante. La banda que anima la fiestita, buena pa'lo que guste mandar ¿pasará el control?

Duda existencial. El estilo medido del entrenador transmite tranquilidad de cara a una proyección a futuro. Lo que todavía no queda muy claro es si el "necesitamos recambio", a la hora de justificar algunas incorporaciones, corresponde a un argumento sostenido por convencimiento o por resignación. Cuando de proteger la fuente de trabajo se trata, todo es posible.

Ojos hambrientos. Recién llegado, y luego de poner en marcha un emprendimiento de lo más innovador en la madre patria, el goleador histórico estrenó banca en sector vip desde donde rememoró tiempos idos. Para que la falta de protagonismo no sea un bocado difícil de digerir anda buscando un resquicio donde meter mano. Atenti con el serrucho.

Puñal asesino. Empezó picante el hemisferio pensante de la dupla más ácida del parodismo vernáculo, a cargo de la transmisión asoleada. En su apertura, se acordó de los "dirigentes que deberían estar presos o prófugos" por los desmanejos que gestaron el actual punto crítico del fútbol doméstico. ¿Habrá incluido al que los quiso mandar a la cabina de la desgracia?