miércoles, noviembre 14, 2012

A pedir de boca

La ocasión pintaba propicia. Ideal para los vientos de mediocridad que suelen soplar cuando se espera a un rival disminuido. Sin embargo, una vez más, el tren pasó sin detenerse en la estación de la victoria Ni la inclusión, desde el inicio, de la joya sin brillo, ni el vendaval ofensivo consiguieron perforar las entrañas de un adversario venido a menos pero firme a la hora de disputar la paridad del resultado. Así pues, en las postrimerías de otra campaña intrascendente, la resignación decidió apoltronarse cómodamente en las gradas para asistir a lo que resta del certamen huérfana de expectativas.

Caídos uno a uno todos los objetivos, el último que sigue en pie apunta a pasar por encima a un condenado a muerte, demasiado poco como para jactarse. Reducir los logros del semestre a noventa minutos de vapuleada a un moribundo parece indigno de quien gusta hacer ostentación de pedigrí. Dadas las circunstancias, el entrenador no tuvo necesidad de pensarlo dos veces; su futuro pendería de un hilo si no logra un triunfo sobre el clásico rival. Lo cierto es que el resguardo de nombres parece exagerado; una movida lindante con una sensación impropia de la calidad y jerarquía que distingue la realidad.

Para el compromiso venidero, una formación de emergencia pondrá la cabeza en un paseo con final anunciado. Algunos estrenarán uniforme de combate y la afición sacará conclusiones acerca de ignotos pasajeros, clavos conocidos, juveniles rostros que asoman desde inferiores y emparches siempre listos. Un cóctel que, si no fuera porque el dt decidió que el choque no reviste la menor importancia, tendría a miles de almas en vilo. Semejante determinación confirma que algunos entendieron el mensaje que sin demasiados preámbulos bajó de las tribunas. Y que la necesidad tiene cara de hereje.


APOSTILLAS

Vacas flacas. Según el excelentísimo señor presidente, casi cuatro mil socios dejaron de pagar la cuota en las últimas semanas. Una ínfima cantidad si se tiene en cuenta que no hace mucho tiempo se anunció con bombos y platillos que se habían superado los veinticinco mil. Salvo, clavo está, que los números hayan sido inflados en consonancia con la línea de gestión. ¿Se acabará la "desestabilización" económica con lo recaudado por el día del club?

Destinos cruzados. Otra vez, por esas casualidades de la vida, la presencia del joven secretario técnico coincidió con la ausencia de la incorporación fantasma con cargo indefinido. No se sabe a ciencia cierta si acuerdan para no entrar en disputa por la misma butaca o si, mediante intermediarios, evitan un incómodo cara a cara. Lo único comprobable es que nunca se los ve juntos, menos tirando para el mismo lado. Al don, al don, al don pirulero.

Intereses encontrados. Mientras los emisarios internacionales continúan gastando timbos por los pasillos del estadio, "el crack para la masía" sigue sin aparecer. El bajón del purrete preocupa sobremanera a todos los que contaban por adelantado los billetes de su millonaria venta. La cuestión también desvela al conductor, quien se encuentra en la disyuntiva de aguantarlo para que explote o sacarlo en beneficio del equipo. Prende y apaga.

Vuelo bajo. Al fin se le dio al guardameta. Como hace tiempo no sucedía, terminó la faena sin tener que ir a buscarla adentro. Y no dejó pasar la oportunidad de destacarlo ante cámaras y micrófonos. Si bien, mirando la lista de objetivos, éste parece ocupar el último puesto, sepultadas todas las metas, algo es algo. De cara al torneo venidero, le conviene congraciarse con la afición; los próximos seis meses serán largos y con padecimiento asegurado.