sábado, febrero 09, 2013

Segundos afuera

Una nueva edición de la serie de diecinueve escalones al bronce se pone en marcha sin grandes expectativas. Los conocidos de siempre, con los discursos gastados de siempre, animaron un receso austero de novedades en el plano que le interesa a la afición. Sólo un arribo como para no defraudar al entrenador y a quienes esperan, al borde del paroxismo, un nombre nuevo para llenar los casilleros de la ansiedad. Amistosos insulsos, un técnico asegurando lo obvio, un recién llegado con declaraciones de manual, un primer mandatario hablando del patrimonio de la institución como si fuera propio y el parodismo obsecuente conjugando cada vez mejor el verbo absorber. Todo está como era entonces.

El cimbronazo del verano se dio en la cúpula dirigencial. Tanta tinta desperdiciada, tanta saliva gastada en negar durante todo el año lo que se veía venir desde el inicio. El joven secretario técnico pasó sin pena ni gloria por un puestito "marketinero" que sólo le sirvió para comprobar personalmente cómo se maneja el hampa que vive del fútbol doméstico. A la entidad no le aportó absolutamente nada. Mientras que a la runfla de rastreros a sueldo no le alcanzó ni para ensayar un argumento razonable, con copiar y pegar de la página oficial suficiente. Para glorificar sin sustento, mandados a hacer; para analizar con sentido crítico, cero al as. Propaladores a medida de un público semejante.

A horas del puntapié inicial, no son pocos los que auguran más de lo mismo. Cuestión que al excelentísimo señor presidente le resbala olímpicamente; su preocupación pasa por mantenerse a flote entre los despojos que desprenden sus continuos fracasos en otros niveles. Lo interesante del caso es que fuera del territorio autóctono, y sin la protección de los lambiscones rentados, cada palabra suya resulta un disparador para la mofa fácil, en voz baja o en sonido estereofónico. Cada vez que abre la boca, su mensaje cazabobos se queda sin receptores bien dispuestos. Habrá que ver qué le deparará el destino si la campaña del sabalé no corre a la par de sus ambiciones, ahora que el don le puso fecha al retiro. Todos los pingos ya están en sus gateras.