martes, febrero 17, 2015

Todo se transforma

Aquél que pensaba que tras haber logrado la ansiada vuelta a primera división -como no podía ser de otra manera, con el corazón latiendo en la garganta-, la historia iba a volverse benévola en respuesta a tanto padecimiento, se equivocó. Con la huida de la falsa pertenencia, y la asunción de una nueva directiva, los males no dejaron de azotar las márgenes de la pasión. Al parecer, la expiación de los pecados durará más de lo pensado. Quizás, hasta que la masa societaria deje de equivocarse. Quizás, hasta que el compromiso supere los límites del mero aliento. Quizás, hasta que la conducción de turno sea encarada con verdadero profesionalismo y no pensando en obtener un rédito personal o basándose sólo en buena voluntad.

Los últimos años han sido marcados por un estigma difícil de superar. Nadie logró interpretar lo que significa la institución, lo que necesita para recobrar su identidad y bracear en busca de una franja de tierra firme donde hacer pie y replantear el futuro. El técnico que hoy despiden nunca debió ser una alternativa. Los errores de la gestión, la falta de capacidad para campear tempestades, deriva en un papelón que no sólo posiciona a la entidad batiendo marcas negativas sino que afecta directamente la estructura conformada para afrontar el mamarracho del torneo extra large. Quien acepte el desafío, tendrá que lidiar con material sin devolución y conociendo de antemano los argumentos que le servirán de justificación ante el fracaso cantado.

El nombre del bendecido, a esta altura, no reviste mayor importancia. Aunque algunas cabezas huecas pretendan desviar la atención barajando figuritas como si nada hubiera sucedido, el tamaño del yerro ya condicionó la temporada entera. Las dudas, las indecisiones de un presidente que nunca encajó en el rol, tan lábil como su candidatura, hoy hacen eclosión en medio de contradictorias declaraciones. Un valioso tiempo desperdiciado del que nadie se hace cargo. Y unos cuantos billetes tirados irresponsablemente. Reconstruir las ruinas no es tarea fácil. Hacen falta honestidad, coraje, templanza e inteligencia para llevar a cabo la titánica labor de reparar años de laceración. Está comprobado que no es para cualquiera.


APOSTILLAS

Dimes y diretes. El presidente dijo que la salida fue consensuada, el ahora ex entrenador lo negó. La mentira es una necesidad impuesta por el medio para sobrevivir a pesar de todo. Del lado de los contratados se puede entender. Del lado de la dirigencia, nunca jamás. Por lo visto, la nefasta gestión de la banda en fuga hizo escuela. Alumnos bien aprendidos, no faltan. Pequeñas diferencias, grandes detalles.

Debut y despedida. El jugador que le salvó las papas en la decisiva instancia del final, lo enterró hasta el caracú frente a miles de atónitas miradas. Pero el palo no sólo tenía como destinatario al técnico, sus compañeros también fueron rozados por las críticas. El "parecíamos entregados" resonó como un grito contra el planteo táctico y contra los intérpretes. Semejante comienzo merecía tamaño final.

Idas y vueltas. La comisión directiva debería dar una explicación respecto del comentario que surgió en la tv impúdica acerca del papel que actualmente juega el goleador histórico en la institución. "No es exactamente un manager pero es un permanente colaborador", se escuchó desde el campo de juego. ¿El socio y cómplice de la falsa pertenencia de vuelta a las andadas? Ni un poquito de vergüenza.

Caras y caretas. Los serviles consuetudinarios siempre tienen argumento para apoyar lo que sea sin necesidad de esbozar la más mínima crítica. El torneo largo servía para brindarles a los clubes la posibilidad de sostener proyectos. Otra vez se les quemaron los papeles. Al parodismo vernáculo no se le cae la caripela porque la tiene de cemento. Total la opinión pública no sabe nada. Los inimputables son mayoría.