martes, agosto 24, 2010

Pande el cúnico

Al principio fue uno de tres. Seguidamente, uno de seis. Hoy, dos de nueve. La progresión, finalizada la tercera vuelta, pone los pelos de punta, considerando las aspiraciones previas. El tiempo que pidió el entrenador se agota y el funcionamiento no aparece. Ni siquiera puede vislumbrarse una tenue luz al final del túnel. Y si bien es cierto que las costosas estrellas llegadas para engalanar el camino hacia la gloria, hasta ahora, sólo han brillado por su ausencia, es evidente que al titiritero se le quemaron los papeles y no tiene idea de cómo manejar las marionetas. Con la sanata mediática se puede engatusar por un tiempo a la tribuna, pero para convencer al grupo hace falta algo que, al parecer, tiene el stock agotado.

Por lo pronto, el romance entre el técnico y el grueso de la afición está totalmente quebrado. La confianza, otrora piedra basal de la idílica relación, se fue desvaneciendo al compás de los magros resultados arrastrados del torneo anterior. Habrá que ver en qué momento la paciencia, último eslabón del que pende la continuidad, decide tirar la toalla. Aunque parezca una aseveración prematura, el próximo partido es clave. De local, no puede permitirse otra derrota. Más allá de la atmósfera enrarecida que recibirá al negro la fecha venidera, los elegidos que salgan a la cancha deberán agregarle una dosis extra de compromiso al trabajo colectivo si esperan zafar del abucheo generalizado que se está gestando en las entrañas del simpatizante.

Dadas las circunstancias, razones acumuladas no le faltan. Quedó claro que la inclusión del pibe tan pedido, no fue una convicción del mayorista de humaredas, sino una respuesta al clamor popular. Tal movimiento mide el grado de confusión que invade a la avanzada otomana en la instancia en que más consolidada debería mostrarse. Todo indica que a la cháchara discursiva le está llegando la hora. Cuando las palabras superan a los hechos, aún con material suficiente para llevar a la práctica la teoría insinuada con aires inmodestos, es señal de que el conocimiento amagado revela una cáscara vacía de contenido. De todas maneras, las posibilidades de mejorar siguen intactas, pese a que el tiempo parece haber dictado una sentencia anticipada.


APOSTILLAS

Gato por liebre. “Futbolísticamente LA es el mejor jugador del plantel por lejos, hasta de todos los que trajimos como refuerzos”, dijo el viernes, en nota rastrera llevada a cabo por el trío de chupalerches que anima las mañanas obsecuentes de la emisora asoleada. Mientras tanto, el protagonista del mayor papelón de los últimos tiempos espera que le asignen casaca.

Golpe bajo. En el cierre de la misma, el chupalerche primero aprovechó la volada para asestarle a la audiencia un guantazo por debajo de la cintura. ¿A qué se debió la pregunta sobre la desgracia personal del entrevistado? Pudo percibirse una intencionalidad “non sancta” detrás de tamaña requisitoria fuera de contexto. En el pasquinejo vernáculo fue cercenada.

Cuerda para rato. “En nada nos afectó que no estuvieran”, señaló el entrenador, después del partido, en respuesta a una consulta sobre los baluartes de la defensa ausentes con aviso. Seguidamente destacó la actuación de veterano suplente resistido por la afición. El segundo capitán está avisado. Puede tomarse su tiempo, el respaldo al vetusto cacique no dejó dudas.

Ave Fénix. La presentación local de aspirante al sillón del don congregó a conocidos exponentes de la vieja guardia dirigencial. El innombrable fue la figura más destacada de la noche. Silbando bajito, ya anda avisando que el regreso puede concretarse en cualquier momento. Su aparición dejó a más de uno con la boca abierta. ¡Tiembla la falsa pertenencia!