miércoles, diciembre 12, 2012

El descanso del guerrero

La situación, de tan recurrente, ya no sorprende ni a los entusiastas de la primera hora. Como no hay nada que festejar, el fin del torneo encuentra a la afición barajando nombres para poner en marcha la ilusión venidera. Ni tiempo para el análisis final; ante la intrascendencia, lo mejor es hacer borrón y cuenta nueva lo más rápido posible. A nadie le interesa lo que el año se llevó, los billetes invertidos en dos campañas mediocres, la parafernalia tejida alrededor, los discursos prometedores, las expectativas desmedidas. El negocio es así, unos pocos reparten dividendos, otros salen empardados y la mayoría sólo gasta saliva a cuenta. Eso sí, todos coinciden en aceitar el engranaje para la próxima vuelta, a la espera de mejores resultados.

Los alegatos de cierre no distaron de anteriores. Que no quedamos conformes, que estamos para más, que merecimos mejor suerte, que igualmente no fue malo. Como se ha hecho costumbre, las argumentaciones discurrieron paralelas al conformismo. Según el entrenador, para rescatar de entre los escombros de la chatura quedaron los purretes con proyección; esos que ciertos personajes pretenden instalar como "consolidados", cuando los hechos no fueron contundentes. Ni siquiera el diamante en bruto reunió las condiciones; aunque con mucho potencial, su torneo lindó con lo irregular, con horas banco incluidas. El resto, quedó demostrado que está para comodín, dependiendo de la ocasión. Todavía tienen un largo camino por recorrer.

Si bien entre los protagonistas quedó la sensación de grupo formado con ganas de revancha, un puñado de encuentros dejaron en claro que tocaron techo. Hacen falta dos buenas incorporaciones para darle el toque de aire fresco y jerarquía que ameritan las aspiraciones. De otra forma correrán el riesgo de repetir la media de veinticinco puntos, algunos más o algunos menos, de cada certamen. El conductor sabe de qué se trata; o acepta las condiciones impuestas para asegurar el futuro económico de la institución -dándole pasarela a los pibes-, o se planta y pide lo que realmente necesita para pelear el campeonato. Los parches le asegurarán nuevas decepciones. Mientras la tropa descansa, comenzó el tiempo de los estrategas.


APOSTILLAS

Llora que te llora. El excelentísimo señor presidente elevó a los cielos su reclamo por más dinero público. Al parecer, el agujero negro ya alcanzó proporciones inauditas, y los principales culpables serían los colados. Las pérdidas que acusan las recaudaciones, cifras insignificantes si se consideran los ingresos y egresos mensuales, resultan una buena pantalla para ocultar la verdad de la milanesa. ¡Sale con fritas!

Paren el mundo. Pensando en el próximo semestre, el conductor plantó bandera. Está tan conforme con sus dirigidos que no quiere que se vaya nadie. Lamentablemente, a la primera oferta decente, cualquiera sea el elegido, las puertas se abrirán de par en par para darle rápida entrada a la moneda fresca. Si empieza el éxodo tendrá que agudizar la creatividad para conseguir en el mercado algo digno y disponible. ¡Se busca!

Carne de diván. El goleador histórico anda pateándose la pera. A pesar de sus esfuerzos, y el de sus patrocinadores, la fiesta de despedida no parece acaparar la atención de quienes, hasta hace muy poco, se derretían coreando su nombre. Al decir de las malas lenguas, la venta de entradas no justificaría ni la apertura de los portones de ingreso al estadio. Menos mal que el primer mandatario se avivó y tercerizó el negocito. ¡A pérdida!

Según el cristal. Algo molesto por no haber sido parte del once titular, el capitán del equipo hizo gala de una mini producción más que efectiva. Después de la faena, y con desgarro a cuestas, se despachó con un análisis muy particular. "Estuvimos muy cerca de pelear el campeonato", dijo ante la atónita mirada del parodismo vernáculo. Décimo cómodo, a quince puntos del campeón y a diecinueve del último. ¡Nunca menos!

miércoles, diciembre 05, 2012

Como pompas de jabón

Tal vez la imagen más precisa de los últimos noventa minutos disputados bajo la atenta mirada del público local la haya dado un veterano relator, acostumbrado a los malos tratos. Afirmar que los protagonistas estaban dando un espectáculo "intransmitible" -aunque la real academia diga que el término no es el correcto- fue una forma fiel de describir lo que reflejaba el campo de juego. Así y todo, con apenas un toque de entusiasmo y algo de fútbol en el segundo tiempo, le resultó fácil quedarse con los tres puntos. Imponer presencia era lo menos que podía hacer ante un rival con pocas luces y demasiadas carencias. Hubiera sido una vergüenza terminar el semestre con sólo dos triunfos en terreno propio. Uno más ayudó a alimentar la escuálida estadística y a fijar el aditivo de la última impresión.

A días del cierre vale echar una mirada al pasado reciente para comprender algunas cuestiones. En los últimos años, los dos picos de rendimiento se dieron bajo circunstancias similares. El primero, de la mano de un conductor que supo sacarle agua a las piedras con una fórmula poco ortodoxa pero efectiva, cantidades industriales de carisma y sobredosis de picardía. Duró hasta que la misma receta se volvió en contra. Con el de la casa, el guante lo recogió el grupo, encarnando el sostén del ciclo; el sobre esfuerzo tiró la toalla cuando la ineptitud técnica se hizo demasiado evidente e imposible de apoyar y sostener. En ambos casos hubo algún que otro atisbo de seriedad que apuntaló el mecanismo de acción, pero al final, como si de un patrón común se tratara, los heridos y despechados fueron más.

La presente etapa es tan ordinaria como otras que pasaron rápidamente sin pena ni gloria. Está claro que el resultado obtenido en el clásico fue su seguro de continuidad. Si en los próximos seis meses no hay resultados importantes, el mismísimo poder de decisión le dará de baja y cambiará el rumbo. Un entrenador, que si bien llegó de la mano de un figura que hasta ahora sólo pudo hacer gala de un ilustre apellido, bastante tibio, que no despierta adhesión de parte de las gradas, al que no hay nada que agradecerle, que no supo afianzar una identidad apenas incipiente, sin referentes positivos en la intimidad que respalden sus lineamientos, a la primera de cambio entrará en el torbellino de los cuestionamientos. Aunque muchos se conformen con migajas y hagan apología de la mediocridad, los resultados están a la vista.


APOSTILLAS

Dibuje maestro. Las maniobras más disparatadas, avaladas desde la entidad madre con mueca socarrona, están pululando entre los necesitados. Para economías al rojo vivo, incluir en el balance una venta que aún no se concretó parece ser una practica aceptada de buen grado con tal de que el circo siga funcionando a pleno. ¿El primer mandatario ya habrá dado instrucciones al departamento contable para que entre los ingresos aparezca la venta del purrete estrella?

Examen de conciencia. Haciendo un análisis del semestre que culmina, el director técnico agradeció a los protagonistas por estar siempre listos, habló de corregir lo negativo y mejorar lo positivo. Por un lado culpó a la falta de regularidad, por el otro destacó la presencia de "muchos chicos que si se acomodan con los grandes tarde o temprano se va a poder obtener algo importante". Algunos todavía se están preguntando qué habrá querido decir con eso de "muchos".

Pájaro en mano. El volante que siempre termina a punto de pulmotor, no descarta repetir malas experiencias si hay un buen billete de por medio. Se habla de algunos interesados dentro y fuera de los límites autóctonos, aunque en cuestión de preferencias, la comodidad tira. Sin demasiadas exigencias, el terruño vernáculo le ofrece un ambiente relajado, en total comunión con sí mismo. Tropezar dos veces con la misma piedra no sería muy inteligente.

Batiendo el parche. La sonrisa cómplice lo dio por hecho. Todo indica que el diamante en bruto no sólo tiene una banda en pugna, sino un comprador definido. Las urgencias no dan tregua, aunque la afición ponga el grito en el cielo. Tantos hilos movieron para ubicarlo que uno habría picado. Es de esperar que la agraciada sea tan rimbombante como las que supo tirar el parodismo rastrero, no sea cosa que termine en las estepas rusas o en algún remoto emirato de medio oriente.