miércoles, octubre 19, 2011

Ardiendo en el infierno

La falsa pertenencia miente. El conductor miente. La muchachada miente. El parodismo prostituto miente. Y en la cancha, el fútbol se encarga de revelar la única certeza. Sus formas tan puras no dan lugar al relato cambiado. La mirada atenta de miles destroza cualquier intento de cosmética interesada. Colón, a pesar de su cuarto puesto, no juega a nada y, paradógicamente, su propia gente se ha transformado en el crítico más acérrimo de este escuálido presente. No sólo por esa sensación de fraude ideológico que invade el campo de juego cada vez que la sangre y luto sale a disputar los puntos, sino por el maremoto de desaguisados que últimamente se empeña en golpear las cálidas costas de la pasión.

Después de dos semanas de supuesto trabajo, de retoques varios y de una formación titular de neto corte defensivo, con siete marcadores en sus líneas, el cuarto empate consecutivo muestra una realidad incontrastable. Sobrevivir es la consigna, bajo el amparo de la mediocridad generalizada. Mientras tanto, las oportunidades siguen su derrotero esquivo y la ambición arrumbada en el arcón de los recuerdos. Aunque algunos vean orden donde hay pavura, verticalidad donde hay escasez de ideas, agresividad donde hay descontrol, unidad donde hay conflictos subyacentes, inteligencia donde hay incapacidad. A esta altura del torneo, ninguna palabra puede ocultar lo que fecha tras fecha queda crudamente expuesto ante todos.

La realidad, por donde se la mire, está golpeando la puerta del caos. Con la farsa hecha carne, la institución sufre uno de los peores momentos desde que el excelentísimo señor presidente apoyó sus asentaderas en un sillón unos cuantos números más grande. Hoy, a la luz de los últimos acontecimientos, cualquier duda respecto de la calidad de la gestión ha sido despejada. Un puñado de arribistas que para alcanzar sus particulares objetivos necesitó barras y medios pagos, una buena dosis de parafernalia y una masa societaria acorde. Habrá que ver hasta cuándo podrán esconderse bajo el ala de un todopoderoso acabado, si es que los resultados no consiguen salvarlos del oprobio que cruzó las fronteras. Todo llega.


APOSTILLAS

Apurando el trámite. Especialista en mentiras y engaños, autorizó primero, encubrió después y ahora no sabe cómo sacar los pies del plato. Mientras el nombre de la entidad resulta vilipendiado a lo largo y ancho del país, el ladero más fiel del don se encuentra abocado a acelerar los tiempos para ganarse un puestito bien remunerado lejos de la cordial y que de la hecatombe se haga cargo otro.

Leña al fuego. Los últimos comunicados oficiales dados a conocer a través de la página web plantean un interrogante. ¿Quién los pergeña? ¿El enemigo? Si los cráneos pertenecen al departamento jurídico del club, cabe suponer que se trata de egresados de la misma camada del primer mandatario. Otra alternativa, un asesor pirincho muy trucho. El honorable magistrado, agradecido.

Parte médico. Al término del encuentro el técnico fue interrogado sobre el estado físico del hereje que vive perseguido por las lesiones. "Vamos a ir evaluándolo día a día", dijo respecto del adicto a curranderos y manochantas que hasta hace pocos días, al decir del chupalerche primero en los medios en que opera, volvía a la titularidad en excelente estado. ¿Y si consultan con el vidente?


Oferta de temporada. Un artesano casi ciego, con una memoria frágil, que no sabe quién lo contrató, que exigió absoluta privacidad y que trabaja en un lugar desconocido, le dio una "exclusiva" en la que mostró la restauración a punto de concluir. Su «modus operandi» es siempre el mismo. El directorio está pensando en una nueva suspensión. No hay que confundir mensajero con mercenario.