jueves, junio 24, 2010

Poniendo primera


Mientras la celeste y blanca continúa su carrera ascendente; el rostro visible del triunvirato se frota las manos esperando, ansioso, el momento en que invitará al parodismo porteño a retomar las absorbentes prácticas por él recomendadas hace poco tiempo; el primer mandatario de la institución más grande de la capital provincial, más allá de algún que otro paseíto temático, se aburre a morir en un hotelucho sin gracia; y el chupalerche primero –quien, fiel a su vocación, no le pierde pisada al financista de su excusión– envía intrascendentes misceláneas al pasquinejo vernáculo y recita nimiedades en el éter asoleado; Colón volvió al trabajo con novedades. Por un lado, caras nuevas; por otro, caras viejas, con fecha de vencimiento.

Pudo saberse, gracias a los avezados representantes de los medios domésticos que siguen a sol y a sombra la actividad del sacrificado plantel profesional, que el mariscal de campo de la avanzada otomana le comunicó, sin anestesia, a un par de imprescindibles su paso al bando contrario. Curiosamente, dos hombres que, en recientes declaraciones radiales, fueron elevados al olimpo de los cracks por el excelentísimo señor presidente. Apenas quince días atrás, uno era la próxima joyita a rematar; y la semana pasada, no había apuro por traer un cinco porque el puesto estaba muy bien cubierto por el histórico veintidós. Hoy, ambos saltaron a la categoría “descarte”, sin cargo y sin opción. Y lo que es peor, anoticiados por un subalterno.

Con ese panorama, comenzó la pretemporada que promete ser intensa en despropósitos e incongruencias. En tierras de los bravos mexicas, trabajarán física y mentalmente para encarar un semestre en el que, como ya adelantó el entrenador, “hay que terminar más arriba que el último torneo” (recontrasic). También disputarán algunos amistosos apartados de la maledicencia local que suele deschavar cuestiones íntimas de grupo durante la fase de convivencia, en el período inicial de conocimiento primario. Es decir, lejos de los boca-floja que cada seis meses dejan trascender toda clase de chismes para ponerle un toque de condimento a las monótonas jornadas precompetitivas. Un esfuerzo dirigencial, desde todo punto de vista, valorable.